La pelea que perdí ante González devolvió mi humildad
Quiero ser un boxeador al que respetan por lo que hace, señaló
Miércoles 14 de diciembre de 2016, p. a15
El pasado sábado, en Los Ángeles, el tapatío Abner Mares gritaba emocionado que era el campeón del mundo. Había derrotado al argentino Jesús Cuéllar por decisión dividida por el cetro pluma de la AMB y detrás de esa emotiva y escueta declaración había la reflexión de que recuperó algo que por momentos llegó a creer que nunca más ocurriría.
Tres años antes perdió el título mundial pluma del CMB por un nocaut estrepitoso que le asestó su compatriota Jhonny González. Esa pelea perdida le arrebató la confianza y la credibilidad de que podría volver a conquistar el título mundial.
Creo que esa derrota me devolvió la humildad
, contó Abner con la satisfacción de conquistar un título para el que necesitó reinventarse. Perdí el piso con todo lo que conseguí de manera tan rápida era campeón de tres divisiones distintas, me volví arrogante al grado de pensar que era invencible. El nocaut me devolvió a la realidad
.
Abner se convirtió pronto en una figura destacada en el boxeo estadunidense. En año y medio conquistó cinturones de divisiones distintas –de agosto de 2011 a mayo de 2013 fue monarca gallo, supergallo y pluma–, pero se apagó en un instante, cuando cayó por la fuerza y certeza de González.
Regresó al pugilismo y enfrentó a otra estrella en Estados Unidos, el mexicano Leo Santa Cruz, con quien perdió por decisión mayoritaria.
Pasó año y medio para que regresara a pelear, esta vez para coronarse por fin en peso pluma de la AMB, el pasado sábado. En ese lapso se recuperó de una lesión, cambió de entrenador –ahora trabaja con Roberto García– y se volvió una versión recargada, más musculosa y poderosa, que rindió frutos.
Las críticas después de la derrota con Jhonny le acarrearon comentarios adversos que lo afectaron en su autoestima. Llegó a dudar si podría volver a las carteleras importantes y si aún sería candidato para disputar un campeonato del mundo.
No me interesa convertirme en un boxeador al que todos le temen, sino uno al que respetan por lo que hace. Por eso al terminar la pelea contra Cuéllar grité que ahora yo soy el campeón, porque ahí expresé todo lo que me esforcé por regresar
, concluyó Abner.