uerido, queridísimo Rafa:
¿Por qué te fuiste tan pronto? Nunca pensé que yo fuera a escribir esto; me duele profundamente. Te llevaba no menos de 20 años de edad y jamás imaginé esta tristísima situación. Pocas personas ha habido en nuestro país con una cultura tan amplia y sólida que hayan dedicado gran parte de su vida a difundirla y al propósito de hacerla llegar a todas las capas de la población. Pocas, con tanto sentido del humor y de la proporción.
Recuerdo con gran deleite nuestras conversaciones en París. Yo fui de los afortunados que laboró bajo tus órdenes y más aún: gocé de tu amistad tan generosa y cálida durante más de 30 años.
Nos vas a hacer una falta enorme, Rafa, y vas a dejar un vacío muy grande en México y entre tus amigos, que tanto te queremos.