¿Realmente el ser humano ha aprendido algo de la historia?; ¿podemos cambiar el curso del devenir mediante una fotografía?, se preguntó el artista Antonio Turok al montar la exposición Reflexiones: entre la alegría y la desesperación, que desde hoy se abre al público en el Museo de la Fotografía.

Sin ser una retrospectiva, esa muestra es una de las más completas del fotógrafo, pues reúne 208 imágenes en plata y gelatina sobre acontecimientos históricos como las guerrillas en Centroamérica en los años 80 del siglo pasado; el levantamiento zapatista de 1994; los atentados en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, así como sus primeras fotografías de 1976 que hizo en la Universidad Saint John, en Estados Unidos.

Con la curaduría de Marietta Bernstorff, la exposición busca que el público, principalmente los jóvenes, reflexionen sobre los conflictos sociales y políticos que Turok documenta.

Espero que esta exposición sea una esperanza y un ejemplo para que los jóvenes entiendan la importancia de documentar su época; sólo hay una que le toca a cada quien. Ojalá que no se distraigan con los jueguitos, dijo.

Deshumanización y crisis

En opinión de Antonio Turok en el mundo suceden hechos importantes, como lo que se vive en Siria. Sin embargo, llega un punto en el que parece que hay un círculo sin fin y se repite la historia; de ahí su interés en que sean los jóvenes los que documenten y reflexionen sobre lo que ocurre en su entorno.

Después de lo que pasó en Vietnam, ahora lo que ocurre en Siria o con los rusos, parece que nada hemos aprendido. ¿Ya estamos inmunes? No nos importa lo que le sucede a la persona de al lado. Estamos entrando en una fase de deshumanización y de crisis.

A Turok le preocupa lo que sucede hoy en el mundo, no sólo en México, pues ve un regreso al oscurantismo de proporciones jamás vistas en la humanidad, y en el fondo confía en que los jóvenes sean los nuevos guerreros que logren un cambio.

Asimismo, la curadora Marietta Bernstorff explicó que la exposición narra de manera integral cómo el fotógrafo entendió y vivió las situaciones sociales que documentó; además, hay una sección en la que los jóvenes tienen oportunidad de conocer el cuarto oscuro, donde se revelaban las fotografías.

Respecto de su trabajo de hace más de 40 años, Antonio Turok compartió que su interés fue dar voz y voto a los indígenas, a los pueblos más olvidados. Descubrí algo extraordinario en estas comunidades; la gente quería ser fotografiada, deseaba ser parte de la historia.

Turok lamentó que exista racismo y no se valore la pluriculturalidad en el país y, sobre el caso de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, se pregunta, por qué no se ha resuelto si se cuenta con tecnología para llegar casi a Marte, pero no podemos resolver qué paso con 43 personas.

La muestra Reflexiones: entre la alegría y la desesperación está dividida en tres secciones: la primera incluye las imágenes más representativas de Turok, las de las guerrillas en Nicaragua y El Salvador, así como el levantamiento zapatista.

En la segunda se recrea el cuarto oscuro del artista y se exhiben sus fotografías más personales y poco conocidas, como las quehizo cuando llegó a las comunidades del sur del país.

“Las primeras imágenes que tomé en Los Altos de Chiapas son de 1973, cuando tenía 17 años y mi concepción de la vida y la muerte era menos grave.

Yo era un fotógrafo itinerante, un joven que huía de los horrores de la ciudad para explorar una cultura distinta de la mía. Sentía un deseo incontenible de capturar la belleza que me rodeaba antes de que se desvaneciera.

Finalmente, en la tercera están las imágenes del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, así como una instalación realizada en colaboración con el Colectivo Lapiztola y la artista visual Luisa Restrepo.

Como parte de la instalación se presenta una imagen que Turok tomó el 14 de junio de 2006, día en que el pueblo de Oaxaca se levantó contra el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz y se colocaron cientos de barricadas.

Reflexiones: entre la alegría y la desesperación, que también incluye libros, cámaras, videos y textos, concluirá el 20 de febrero de 2017 en el Museo Archivo de la Fotografía (República de Guatemala 34, Centro Histórico).