Nueva York.

El presidente electo Donald Trump, advenedizo en la política y quien se jacta de sus habilidades corporativas, se convirtió este martes en empresario en jefe, primero al exigir al gobierno que cancele un pedido de miles de millones de dólares para nuevos aviones presidenciales, y luego al elogiar el compromiso de una compañía japonesa de invertir miles de millones de dólares en Estados Unidos.

La declaración del empresario acerca del avión presidencial provocó que las acciones de la armadora Boeing cayeran temporalmente, y generó nuevas dudas sobre la manera en que su gobierno –sin mencionar sus arremetidas en Twitter– afectará a la economía.

El avión está totalmente fuera de control, dijo el presidente electo a la prensa en el vestíbulo de la Torre Trump, y calificó el acuerdo de ridículo.

Creo que Boeing está exagerando. Queremos que tenga muchas ganancias, pero no tantas, añadió.

Poco después, Trump volvió al vestíbulo acompañado de Masayoshi Son, director general de SoftBank, enorme conglomerado de telecomunicaciones que cuenta entre sus activos con Sprint. Trump señaló con orgullo el compromiso de Son de invertir 50 mil millones de dólares en Estados Unidos, lo que según él podría generar 50 mil empleos.

Trump –quien también publicó el acuerdo en Twitter– estrechó la mano de Son y posó para fotografías, de la misma manera que la semana pasada, cuando recorrió la fábrica de Carrier en Indiana al anunciar un acuerdo para conservar mil empleos que la compañía planeaba trasladar a México, a cambio de un subsidio de 7 millones de dólares.

En cuanto al Air Force One, el gobierno tiene un contrato con Boeing para construir dos aeronaves, que entrarían en servicio alrededor de 2024. Eso significa que Trump nunca abordaría los aviones que trasladan al presidente estadunidense por todo el mundo.

La Fuerza Aérea ha presionado para que las aeronaves se entreguen antes, al afirmar que los actuales Boeing 747 son cada vez más viejos y sus reparaciones más costosas. El contrato para el desarrollo y la construcción de las nuevas aeronaves era de unos 3 mil millones de dólares, pero los costos han ido en aumento. La cifra de 4 mil millones de dólares que citó Trump aparentemente incluye operación y mantenimiento.

Trump comenzó con sus ataques verbales hacia Boeing a las 8:52 (hora local) al tuitear: Boeing construye un Air Force One 747 totalmente nuevo para los futuros presidentes, pero los costos están fuera de control, más de 4 mil millones. ¡Cancelen ese pedido!

El tuit se presentó 22 minutos después de que el Chicago Tribune publicó una nota en la que el director general de Boeing expresó su preocupación sobre la postura comercial de Trump.

En 2013 Trump tuiteó que tenía acciones en Boeing, pero un portavoz indicó este martes que vendió todos sus intereses en junio.

Boeing respondió a Trump con un comunicado: actualmente estamos bajo contrato por 170 millones de dólares para determinar las capacidades de estas complejas aeronaves militares que cumplen con los requerimientos únicos del presidente de Estados Unidos. Estamos ansiosos por trabajar de manera conjunta con la Fuerza Aérea de Estados Unidos en las fases subsecuentes del programa que nos permitan entregar los mejores aviones para el mandatario al mejor costo para los contribuyentes estadunidenses.

Actualmente Trump usa su propio avión, un Boeing 757, que personalizó con piel blanca y oro, una enorme pantalla plana y una recámara. Pero como presidente se espera que viaje a bordo de la aeronave de la Fuerza Aérea, equipada con dispositivos especiales de seguridad y comunicaciones. El Air Force One también cuenta con asientos para la prensa.