Proveen carnada para la captura de pulpo
Lunes 5 de diciembre de 2016, p. 35
San Felipe, Yuc.
Sin más luz que el brillo de la luna y a golpe de remo, un grupo de mujeres se adentra en los manglares de esta comunidad pesquera ubicada 120 kilómetros al oriente de Mérida en busca de los peculiares cangrejos araña (Stenorhynchus seticornis). Son las pescadoras nocturnas de San Felipe.
El crustáceo, llamado maxquil en maya, es base del sustento de estas 13 mujeres de agosto a diciembre, cuando se reproduce en los manglares. Es muy codiciado por los pescadores como carnada para capturar pulpos.
Las condiciones en que viven las familias de estas 13 pescadoras robustas y diestras las obligan a buscar dinero extra. Sus maridos, casi todos pescadores, no siempre ganan suficiente y otros simplemente no aportan.
En el año 2000, este grupo formó la cooperativa Mujeres Trabajadoras del Mar, que durante cinco meses abastecen de carnada a los pescadores que capturan el pulpo local, Octopus maya, altamente cotizado en mercados nacionales e internacionales.
La labor es difícil y la paga apenas cubre las necesidades familiares. Las pescadoras entregan en promedio de 30 a 40 kilos del crustáceo al día y reciben entre mil 500 y 2 mil pesos.
Las chamaconas
, como se hacen llamar, llevan chalecos salvavidas, cascos con lámparas de halógeno y redes de pesca. Parten del muelle de San Felipe, donde una lancha de motor remolca de tres a cinco alijos (embarcaciones pequeñas) hasta los manglares. No todas las noches salen a pescar las 13, sólo aquellas a quienes les urge el dinero.
Una vez en los manglares, cada una aborda su alijo y pesca hasta cinco horas.
Lanzan redes una y otra vez hasta que cae la presa. El objetivo es llegar antes de que los pescadores se hagan a la mar para venderles carnada.
El trabajo es arriesgado. Pescar de noche y madrugada puede ser peligroso, por los cocodrilos. Cuando detectamos un lagarto dejamos de remar y que la corriente nos lleve; así no despertamos la curiosidad del bicho
, señala Nubia.
La actividad del grupo se diversificó hace un par de años. Ya no sólo pescan maxquil; también ofrecen paseos nocturnos a turistas, investigadores y académicos. En sus lanchas enseñan a capturar cangrejos y cuentan historias de San Felipe. Si los turistas pescan maxquiles, éstos son devueltos al mar.
Maribel Marrufo López, presidenta de la cooperativa, asegura que su actividad es complicada porque, más que pescadoras, somos madres de familia y amas de casa. Antes de salir a laborar en las noches tenemos que limpiar la casa, dar de comer a nuestros maridos e hijos, verificar que los niños hagan sus tareas escolares y, al retorno, ya amaneciendo, hay que preparar el desayuno y la comida del mediodía. Está muy cabrona nuestra chamba, pero el dinero es necesario
, sostiene.
Briseida Aguilar Tun explica que la cooperativa surgió como alternativa para complementar el gasto familiar. Recuerda que enfrentaron obstáculos desde legales hasta familiares, principalmente la molestia de sus esposos por los riesgos.
Pero ya tienen un sitio destacado en San Felipe por su tenacidad. Briseida dice que requieren ayuda para renovar sus chalecos salvavidas, para otra embarcación de turistas, cursos de capacitación y un muelle propio, pero con su trabajo es un sueño que podemos hacer realidad
.