ady Trump, hicieron mofa en redes sociales de Iris Aguirre Borrego por su defensa de los disparates de Donald Trump; la diputada plurinominal por Encuentro Social en el Congreso de Zacatecas ofreció disculpas, sólo se enredó más. Su expulsión de ese partido está pendiente, pero seguramente nada ocurrirá. Un efecto lamentable de los linchamientos virtuales es que aquello que se denuncia rápidamente es desplazado por el meme de la semana, por el nuevo lord o la nueva lady.

En Aguascalientes, la 63 Legislatura tiene un representante de las ideas más absurdas e intolerantes: Jesús Morquecho Valdez, también de Encuentro Social, diputado que preside la comisión de educación y en sus primeros días ya se ha manifestado en contra de la educación sexual en las escuelas, pues considera que el Estado no debe tener injerencia en la educación de los niños, y que ésta es únicamente derecho de los padres. Peor aún, alega que la entidad es libre y soberana y nadie le puede decir cómo decidir. Cuando dice nadie, el ignorante diputado hace referencia a tratados internacionales, organismos mundiales y el gobierno federal.

Morquecho, quien fue representante de la Alianza Ministerial Evangélica de Aguascalientes, durante la campaña se arrimó a pedir cobijo al Partido Revolucionario Institucional. Ya instalado como diputado, aceptó sumarse a la bancada del Partido Acción Nacional para acrecentar la mayoría panista en el Congreso local y, por supuesto, en evidente pago por permitirle meter mano en asuntos educativos desde el Poder Legislativo.

La reproducción local de los recientes exabruptos en el país y el extranjero contra la equidad y las libertades civiles debe considerarse de verdadera preocupación, pues no dejarán colocar en su lugar los derechos humanos protegidos por el artículo primero de la Constitución; a ello se suma que quienes violan estos principios lo hacen con una ignorancia sobre las leyes que raya en la idiocia.

De nueva cuenta, la Iglesia, cualquiera que sea, estaría violando el Estado laico para anular derechos sin recibir sanción alguna, entrando por la puerta grande del cielo en la Tierra: el Congreso.

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