Los gobernadores de Michoacán, Tabasco y Morelos, surgidos del PRD, exigieron ayer piso parejo en la renovación de la dirigencia nacional, como un primer paso para definir una política de alianzas para 2018 con otras fuerzas progresistas y al candidato presidencial.

En conferencia de prensa conjunta, a la que convocaron al gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, rechazaron que su demanda tenga dedicatoria para el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, a quien no invitaron a su declaración pública.

Interrogados respecto de si el mensaje era para este último, el gobernador de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez, respondió: No es un acuerdo en contra de alguien en lo particular; sin embargo, para lo que viene es importante la renovación de la dirigencia, con reglas claras para todos.

Aunque inicialmente la convocatoria a la conferencia incluía a Mancera, Graco Ramírez, de Morelos, afirmó que se trató de un error, y el mandatario de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, agregó: Si coincide el jefe de Gobierno con nuestro pronunciamiento será bienvenido; si hay coincidencias, bienvenido. No tiene dedicatoria ni mensaje para nadie.

Los tres gobernadores –Joaquín González no intervino– plantearon que debe ser el Instituto Nacional Electoral el que conduzca el proceso interno en 2017.

Señalaron que se trata de fortalecer al PRD, con el fin de que las diferencias se diriman con respeto y garantizar que la decisión de las candidaturas del partido nos distingan de quienes deciden a partir de una posición unívoca y un pensamiento único.

Aureoles Conejo aseveró que antes de negociar una alianza electoral para 2018, el PRD debe resolver la sustitución de Alejandra Barrales.

La elección es en agosto de 2017 y la idea es que todos vayamos a una elección que dé certeza, en la que participen los militantes, y definir cómo quedarán los órganos de dirección y deliberación, y quién dirigirá el partido, indicó.

Por otra parte, se expresaron en favor de fijar una posición ante la amenaza real al respeto de los derechos humanos de los migrantes y a las relaciones bilaterales, así como a la convivencia pacífica entre los estados, que representa el discurso del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.