Los dineros del pueblo
Criteros para su reparto
El golpe a la ciudad
ara entender la distribución de los recursos de la sociedad en eso que se llama Presupuesto de Egresos de la Federación debemos tener muy claro que se maneja a partir de dos criterios que ejerce quien tiene el poder: uno es el económico, que tiene que ver con las finanzas del país en general, y otro el político, que obedece, en muchas ocasiones, sólo a los intereses, y a los humores, de los grupos hegemónicos, cuyas consideraciones casi nunca van de acuerdo con un mejor y más justo reparto de los dineros de los habitantes del país.
Por esas razones, habitualmente el gasto asignado resulta injusto, desequilibrado y vengativo. Esta vez la Ciudad de México recibió un golpe muy duro desde la Cámara de Diputados y, desde luego, de la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, la situación por la que atraviesa el país tiene como causa fundamental el mal gobierno.
Ya no es posible dudar sobre el resultado de las llamadas reformas estructurales, es obvio que han sido un fracaso. Pero ese fracaso se ha trasladado, con todo su costo, a la sociedad. Quienes tienen ahora el poder sólo podrán ejercerlo durante un periodo perentorio, pero los resultados de esa temporalidad en el mandato del país golpean con sus decisiones a muy amplios sectores de la población por largos periodos, que se traducen en pobreza y atraso.
Si no hay dinero para hacer un reparto que satisfaga las necesidades de la población es que ha fracasado la administración, y la situación no debería, por ningún motivo, ser parte de las desgracias que se cargan a la gente de la ciudad.
Ese es el problema de la administración pública en todo México. Baste decir que al sistema de agua potable, drenaje y saneamiento de todo el país se le restó 72 por ciento de su presupuesto, y por ahí va el recorte al Sistema de Aguas de la Ciudad de México. En todo el país, el problema de la falta de líquido potable y drenaje son muy graves; la capital, si bien no está dentro de las que han prendido sus focos rojos, magnifica sus problemas debido a la densidad de población y al tipo de reacciones que pudiera traer. Esta estrategia se parece, en mucho, al pretexto que se usó para privatizar el petróleo.
Además, no podemos olvidar el componente político. En éste, los pocos recursos con que cuenta el gobierno tienen destinos caprichosos, por decirlo de alguna manera, y llegan sólo a los lugares o instancias que le sirven a quienes reparten los dineros.
Pero la injusticia es todavía más grande si, como sabemos, además de eso a lo que hemos llamado capricho se le agrega el interés de casi todos los diputados, que defienden sus cuotas pecuniarias, que hoy gozan de muy mala fama, y se pliegan a los ordenamientos de la Secretaría de Hacienda sin tomar en cuenta las necesidades de la población, por la cantidad de 20 millones de pesos cada uno, mismos que podrán ejercer casi a su arbitrio.
Y eso, en la ciudad capital, tiene también otra lectura, porque todo indica que al amplio rechazo de la población a quienes representan el fracaso y la injusticia en todo el país, es decir, el PRI y el PAN, se le responde con medidas y recortes que pretenden hacer fallar en su administración al gobierno de la ciudad, con la idea de que la población meta en el mismo saco también a las izquierdas, y romper así las barreras ideológicas que mantiene la gente de esta ciudad, para hacer más fácil y más barata la compra de votos. ¡Viva la democracia!
De pasadita
Algo debe andar mal en cuanto a la participación de las personas en la elaboración de la constitución de la Ciudad de México. En la Comisión de Carta de Derechos se recibieron, hasta el fin de semana pasado, 345 iniciativas para modificar el texto que envió el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Y es que la mayor parte de esas iniciativas tiene que ver con que esta ciudad sea cada vez más solidaria –62 iniciativas versan al respecto–, y el tema menos puesto a discusión es el de la ciudad segura, que sólo recibió tres iniciativas. ¡¿Qué es eso?!