Martes 15 de noviembre de 2016, p. a15
Fue raro para el mediocampista Christian Giménez ver entrar a su hijo Santiago, de 15 años, a la cancha para jugar de compañeros en Cruz Azul y aún más raro darle un pase, verlo sufrir un golpe en el área que le provocó una fractura de clavícula y todavía más extraño cobrar el penal por la afrenta.
Chaco no pudo anotar el penal que le marcaron a su hijo. De hecho, el escenario no fue el mejor, pues perdieron 1-0 ante Pumas, en partido amistoso, el domingo en Houston.
Estoy feliz, pero con sentimientos encontrados por el golpe en la clavícula que le provocó una fractura. A pesar de eso, nada lo opaca. Fue lo mejor que me ha pasado en mi carrera
, declaró Chaco al regresar a la Ciudad de México.
Admitió que siempre fue un anhelo jugar junto a su hijo, pero dijo que nunca pensó que fuera tan pronto. Desde que lo pusieron a entrenar con el primer equipo la semana pasada, experimentó esa mezcla ambigua de extrañeza y júbilo de ver a su hijo cerca del debut.
Santiago entró al minuto 76 como relevo de Érik Torres; cerca del final recibió una falta del arquero auriazul Alfredo Saldívar y fue señalado el penal. El hijo del Chaco terminó el partido pese a la fractura.
Algunos comentan que porque es mi hijo le dieron la oportunidad, pero es un chavo que desde los 10 años está en Cruz Azul. Nadie le ha regalado nada.