la tutoríade Estados Unidos
Disminuirá la negociación y aumentará la imposición
A México le toca actuar con más autonomía y seriedad, por lo cual es necesario reformular temas como narcotráfico, migración y política ambiental, considera el antropólogo, quien agrega que ante la deportación de personas hay que empezar a plantearse cómo serán recibidas
Sábado 12 de noviembre de 2016, p. 7
Llegó la hora de ponernos serios. De que México discuta fórmulas propias para enfrentar temas como las drogas y la migración, porque lo que vendrá de Estados Unidos no será bueno para el país. Construir ese camino implica romper con esa especie de tutoría
que acepta una clase política que espera, siempre, la jugada del vecino para moverse. Eso se acabó. “Es un momento muy, muy serio. Ya no es lo que llaman los gringos business as usual. Para México no lo es”.
Habla Claudio Lomnitz (1957), profesor de antropología e historia en la Universidad de Columbia, quien nació en Chile, comenzó sus estudios en México y luego se avecindó en Estados Unidos sin perder nunca el pulso de su país de adopción.
La entrevista fue pactada para hablar del más reciente libro de Lomnitz: La nación desdibujada. México en trece ensayos (Malpaso Ediciones), pero dado que sucede apenas pasado el triunfo de Donald Trump, discurre inevitablemente en los terrenos de las consecuencias que ese resultado electoral tendrá para México.
Y en los caminos posibles:
Es momento de actuar con más autonomía y más seriedad, en el sentido de que no se va a poder esperar tanto de la negociación, porque la negociación va a ser menor, va a haber más imposición y también más distancia
.
Lomnitz acepta que la propuesta de Trump de completar el muro en los más de 3 mil kilómetros de frontera es en parte un asunto retórico, el cemento que une a sus seguidores. Pero también va a ser un asunto de inversiones
, porque el nuevo presidente de Estados Unidos puede meter mucho dinero a las zonas fronterizas, otorgar contratos a constructoras y otras compañías privadas de seguridad relacionada con migración.
Y esas inversiones tienen sus aliados, incluso aliados locales. Pasa como con el sistema carcelario en EU. Cuando ponen una cárcel en un condado muy pobre, la gente del condado lo apoya, porque lo ve como una inversión o una fuente de trabajo. Entonces es una manera de ejercer el gasto público con cierta orientación y no con otras.
Además del muro, Trump tiene anunciadísimo
el fin del sistema de salud de Barack Obama y se puede esperar que haya recortes muy importantes al gasto social, además de recortes de impuestos a las grandes compañías y empresas
.
En resumen, Trump quitará recursos al gasto social y los dirigirá a rubros que le permitan seguir usando el tema de la migración para movilizar la angustia de las clases medias y también un poco de las clases trabajadoras estadunidenses
.
Es probable, dice el antropólogo, que Trump no logre mayores avances de los que ya ha conseguido la política migratoria de EU, tanto porque el flujo de migrantes mexicanos ha disminuido como por el hecho de que los centroamericanos son ahora deportados por México. Habrá que ver si estas políticas no llevan a que México colabore menos con EU respecto de las migraciones centro y sudamericanas
.
El muro no va en solitario. Trump lo ha acompañado de la promesa de deportaciones masivas. La responsabilidad de México es, sostiene el también colaborador de este diario, estar listo para recibir gente
.
Con el antecedente de Obama como campeón en las deportaciones, es hora de que tanto el gobierno como la sociedad mexicana empiecen a discutir el tema de la recepción de mexicanos. No está bien confiarse en que no va a suceder y es pura retórica, sí puede suceder. No creo que pueda deportar a 11 millones como prometió, pero sí puede empezar a deportar grandes números de gente
.
Lomnitz ríe cuando se le sugiere que recordaremos estos días como el año en que comenzamos a pagar el muro
.
Pero enseguida insiste en que este es un momento muy serio para México. Estamos acostumbrados a tener a EU ahí como una especie de referente, gústenos o no, pero como cierta cosa predecible, responsable dentro de una lógica. Eso ya no existe
.
México “ha delegado muchas cosas a Estados Unidos –y no sólo la derecha, también la izquierda–, cosas como la política ambiental o la política de las drogas”. La idea dominante fue que todo se negociaba con EU, que era como el socio que daba la última palabra y además representaba una especie de vanguardia. Ese ya no es el caso”.
–¿Es un momento que exigirá de México decisiones serias y quizá riesgosas en defensa de sus intereses y los de su gente allá?
–Sí. Un ejemplo clásico es el de las drogas. México tendría que jugársela un poco en un foro internacional y decir: Miren, nosotros hemos estado poniendo los muertos, no estamos ya dispuestos a ponerlos
. Hay que legalizar las drogas, todas, o meter algún sistema de tolerancia o algún tipo de sistema de regulación que no sea la criminalización. Eso lo tiene que hacer México por la libre, porque no se lo van a hacer, aunque se haya legalizado la mariguana en California y en otros estados.
La legalización es buena, pero México todavía en un esquema en el que no se atreve a hacer nada y tiene que hacer algunas cosas. Pienso que también en el tema ambiental, en salud, en otros temas. México va a tener que estar ideando sus propias fórmulas, porque las que se van a venir de Estados Unidos no van a ser deseables.
Tablero nuevo
El arribo de Trump a la Casa Blanca plantea a México el reto de construir una postura propia respecto de los problemas ambientales, sin esperar ya
la postura de EU, sencillamente porque el nuevo presidente no cree en el cambio climático, aunque sea un hecho científicamente demostrado. La pregunta es si el gobierno de México tomará medidas, o no, ya sin el liderazgo de EU
.
En materia de migración, pese a los desencuentros, los gobiernos de EU reconocían la necesidad de negociar con México y otros países más al sur. Lo que vislumbra Lomnitz es que esas negociaciones se reducirán al mínimo.
–Hay una corriente de opinión que sostiene que Trump no podrá llevar adelante sus amenazas de campaña.
–Tienen razón en el sentido de que dijo tantas cosas y tan contradictorias que sí se va poder echar atrás en algunas. Pero hay otra cosa terrible: como controla totalmente el Congreso y va a controlar también la Suprema Corte, entonces se va a poder echar para atrás, para adelante o para donde se le pegue la gana.
Quienes argumentan que Trump no podrá cumplir sus promesas de campaña, sostiene el entrevistado, suponen que EU seguirá siendo una suerte de socio mayoritario responsable
, cosa que ya no ocurrirá porque el magnate “se está lanzando un poco por la libre. De ahí que nos toca actuar con más autonomía y más seriedad, en el sentido de que no se va a poder esperar tanto de la negociación, porque la negociación va a ser menor, va a haber más imposición y también más distancia.
–¿No terminamos de despedirnos del México profundo cuando nos da este mazazo el Estados Unidos profundo?
–Sí. En la elección de Trump hay una clase de reacción que pretende reconstituir una esencia americana perdida, que no es reconstituible. Finalmente es una reacción a un proyecto de globalización que inicialmente fue propuesto por Estados Unidos, al que entraron México y buena parte del mundo, pero México muy en especial con el Tratado de Libre Comercio. Ahora la propia población estadunidense reacciona en contra y quiere, si no echarse para atrás del todo –porque no creo que sepa lo que significa–, sí por lo menos replantearlo. La idea de sellar totalmente a EU es el ícono principal de los apoyadores de Trump.
La versión extensa de esta entrevista puede leerse en La Jornada en línea.