Senadores de PRD, PAN, PT y PRI reprocharon al secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, que con la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP) se perderán empleos de las industrias textil, manufacturera, automotriz, el vestido y el calzado; se privilegian los productos transgénicos, y contiene un capítulo contra las empresas del Estado. El funcionario aseveró: Ese capítulo de empresas del Estado es para defender a México.

Agregó que las industrias señaladas tendrán protección con dicho apartado, pues regula la intervención de las empresas estatales. De lo que se trata, dijo, es de impedir la competencia desleal, aun incluso antes de utilizar los instrumentos que el mismo tratado nos da para combatir prácticas desleales.

Es el mismo caso, explicó, de lo que está pasando en el mercado del acero, donde un jugador asiático ha inundado el mercado internacional con el doble de su producción, y ha obligado al cierre de plantas de plantas y a reducir la producción en Inglaterra, Estados Unidos, Brasil y México.

El capítulo contra las empresas del Estado, subrayó, es fundamental. Está pensado para el interés de los mexicanos. En el caso de la industria textil, el vestido y el calzado, porque en Vietnam hay empresas estatales de esas ramas que necesitan pasar por un proceso de transparencia para que no compitan deslealmente.

Prevalece la ley mexicana

En el automotriz, México tiene mayores ventajas que Japón, al que se le baja la barda en cuanto a aranceles para entrar al mercado de América del Norte, porque obligamos a que la integración del valor sea de 45 por ciento; Japón integra de Tailandia, Malasia, India, lo que no sería suficiente para cumplir el requisito. Estamos totalmente protegidos por las reglas de origen; no tenemos que preocuparnos.

Tampoco se extienden las patentes farmoquímicas más allá de lo permitido por la Organización Mundial del Comercio; la discusión está en los medicamentos biotecnológicos.

En el capítulo 18 no hay ningún compromiso que nos lleve a adaptar ninguna ley extraterritorial que México y su Congreso no apruebe en cuanto al uso de transgénicos. La ley mexicana en esa materia prevalece sobre el tratado; no hay ninguna concesión que nos comprometa bajo ninguna circunstancia, y yo coincido con los senadores que observan esta preocupación: el mercado del futuro está en los orgánicos.

La vicecoordinadora del PRD, Dolores Padierna, le dijo que México se integró al ATP, después de que Estados Unidos lo hizo, en su política seguidista de ese país. Se pone en riesgo a la industria textil, a la industria automotriz, al acero y a la electrónica.

El coordinador de los senadores del PT, Manuel Bartlett, le dijo: Con los tratados anteriores hay sectores que resultaron perdedores, como el textil. ¿Cómo va a resurgir el sector rural, que también ha sido perdedor? Un ejemplo es Puebla, donde el textil casi desaparece.

Isidro Pedroza, del PRD, le señaló que de los 30 capítulos del ATP sólo seis tienen que ver con el libre comercio; los demás establecen condiciones de control, contienen reglas para debilitar los monopolios del Estado; en este caso Pemex y CFE, y someterlos al mercado. Proponen mecanismos de expropiación cuando una empresa ponga en riesgo los intereses del mercado.

La panista Luisa María Calderón le expuso su preocupación por el capítulo 18, ya que dedica más tiempo a los transgénicos y disminuye la importancia de la biotecnología.

En tanto, la priísta Hilaria Domínguez expuso que a los productores menores de cinco a 20 hectáreas les faltan políticas públicas de apoyo, ya que no podemos competir con semillas certificadas ni los costos de los insumos; ayúdenos para ser competidores reales.