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Un sorpresivo gol del peruano Ruidíaz puso a los auriazules abajo en el marcador

Pumas empata con Morelia y deja en suspenso el boleto a la liguilla

Anotación del novato Palacios-Macedo salvó a los locales

El portero Carlos Rodríguez, la figura de Monarcas

Nada del otro mundo, jugarnos el pase en el último encuentro: Palencia

 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de noviembre de 2016, p. 2

En una apuesta temeraria, los Pumas eligieron el camino del riesgo. Al empatar ante Morelia (1-1) en la penúltima fecha en Ciudad Universitaria, desperdiciaron la oportunidad de avanzar a la liguilla con la respiración tranquila y ahora deberán jugarse todo en un solo partido.

La precaución recomendaba que después del fracaso ante Tigres en esta cancha la única opción era asegurar tres puntos para evitar terminar cerca del colapso nervioso. Pero Pumas no pudo someter a un rival que llegó con una vaga posibilidad de meterse a la zona de clasificación y cuya verdadera intención era alejarse de los puestos más comprometidos en el descenso.

Quizás fue la sorpresa, porque apenas habían transcurrido cinco minutos y los universitarios no lograron advertir que ante la desesperación del rival podían ser vulnerables. Un centro de Miguel Ángel Sansores llegó hasta la media cancha a Raúl Ruidíaz, quien salió disparado ante el azoro defensivo. A punto de llegar al área, y ante la salida del portero Alejandro Palacios, el peruano definió por abajo para abrir el marcador.

El silencio en el estadio recordó que lo que estaba en juego era un boleto para seguir con vida y menos un asunto de honor. El Morelia tuvo algunos amagos en el primer cuarto de hora, que hicieron temer un naufragio universitario.

Después de ese arrebato, los Monarcas olvidaron por completo que también debían pelear la pelota y tratar de acercarse al terreno enemigo. Dejaron entonces toda la iniciativa a los auriazules, quienes se tomaron en serio el papel de equipo local y frontal, agresivos pero inexactos.

Llegaban, disparaban, sí, pero todo hecho con la ansiedad de saber que estaban abajo en el marcador.

Hasta entonces parecía que todo dependía de ajustar la puntería. Pero pasada la media hora quedó claro que para empatar no sólo hacía falta mejorar la calidad de los remates, sino también tener la suficiente habilidad para vencer a un portero inspirado y atento. El arquero Carlos Rodríguez saltó de un lado a otro, manoteó y justificó su trabajo bajo los tres palos. En una prueba a sus reflejos, Matías Britos retrasó una pelota y la dejó lista para que Jesús Gallardo la culminara. Pero el extremo eludió la respuesta fácil y lo que le salió fue un remate caprichoso que se estrelló en el ángulo de la portería.

En dos jugadas sucesivas, Rodríguez tapó con acrobacias su portería. Remates y contrarremates y el arquero era infranqueable. Hasta en una media vuelta de Britos que parecía imposible de parar, pero Rodríguez bloqueó con un muslo.

El descanso llegó para replantear el juego de los universitarios. Al volver, el entrenador Francisco Palencia hizo el primer cambio. Dejó fuera al ecuatoriano Fidel Martínez, quien se había notado poco por las circunstancias del partido, y dio la segunda oportunidad al novato delantero Santiago Palacios-Macedo.

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Matías Britos se apoya en su compañero Gerardo Alcoba para rematar el balónFoto Ap

Los Pumas se volcaron a atacar. Ya no con desesperación, sino incluso con pausas, como si la mente estuviera por delante del esfuerzo físico.

Y la estrategia empezó a notarse; a decir verdad también contribuyó cierta desidia en aumentar la ventaja, o una excesiva cautela de proteger ese solitario gol. Pero los embates se estrellaban ante el eficaz Carlos Rodríguez, quien no dejaba pasar ni centros inocentes, pero tampoco remates muy peligrosos, como el que le envió Britos de un testarazo que parecía imparable.

Palencia reforzó el ataque con Eduardo Herrera, pero apenas había pisado el césped el novato Palacios-Macedo le robó luces. En un incesante juego de rebotes en el área del Morelia, el joven delantero se encontró la pelota para despacharla directo a las redes y conseguir el empate.

El Morelia ya había claudicado en el futbol. Todo el futuro estaba en manos, y cualquier porción del cuerpo que sirviera de muro, del portero Rodríguez, quien hizo algunas atajadas inexplicables, como un remate que tapó ya cerca del final del partido.

Ese último tramo sacó el perfil más áspero de los jugadores. El Morelia logró entrar al área de Pumas, donde se entabló una amenaza de gresca, en la que el español Abraham González perdió los estribos y consiguió una segunda amarilla para irse expulsado.

La afición de Pumas no estaba enfadada con el empate que les complicó el panorama. Sabían que todo se jugará la próxima semana cuando visiten a Puebla, clasificar o morir, punto. La situación es tajante, los universitarios con 24 puntos y en el séptimo puesto de la tabla sólo pueden ganar para mantenerse en la zona. El Morelia está eliminado, con 20 puntos, y su objetivo es mejorar su condición en la tabla del descenso.

Punto agridulce

El héroe de Monarcas, Carlos Rodríguez, hizo una lectura distinta del resultado: Nos vamos con un punto agridulce. Fue un partido que hicimos bien. Un punto que ya no nos sirve para entrar a la liguilla, pero llegamos con la idea de defender nuestra situación en el descenso, ya si calificábamos era un premio adicional.

Palencia asumió con temeridad el escenario y minimizó que todo se jugará en un partido. Somos un equipo que aguanta bien la presión. Es algo a lo que estamos habituados, así que no es nada del otro mundo tener que jugarnos la clasificación en un partido, dijo con los nervios bien templados.