Los jóvenes no son apáticos, responden a su tiempo y a su espacio: Hugo Casanova
Martes 1º de noviembre de 2016, p. 35
Los movimientos estudiantiles responden a su tiempo y su espacio, dice Hugo Casanova Cardiel, académico del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y el del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de 1986-1987, surgido en el momento de implementación de las políticas neoliberales en México fue el primer movimiento estudiantil que se opuso al neoliberalismo en nuestro país y triunfó
, sostiene René Rivas Ontiveros, investigador de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.
Entrevistados a propósito de los 30 años de la conformación del CEU, el 31 de octubre de 1986, los académicos reflexionan sobre este y otros movimientos estudiantiles.
Rivas Ontiveros asevera que las políticas neoliberales de aquella época se condensaron en una serie de reformas a reglamentos de la UNAM implantadas por las autoridades sin el consenso de la comunidad universitaria. El agravio
, las llama el sociólogo Carlos Imaz, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y ex líder ceuista.
¿Cuánto pueden resistir los estudiantes antes de hacer un movimiento? Lo mismo se podría preguntar sobre la sociedad. La respuesta es: no se sabe
, reflexiona Casanova Cardiel. Pero lanza una hipótesis: del tamaño de la afrenta es la respuesta de los estudiantes.
Según Rivas –autor de De la rebelión silenciosa al congreso, un libro sobre el movimiento del CEU–, en el 86 las autoridades universitarias subestimaron la capacidad de respuesta de los alumnos.
Después de las matanzas del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971 a los universitarios se les veía incapaces de organizarse, apáticos y despolitizados, dicen los investigadores. Pero los chavos reaccionan cuando creen que tienen que reaccionar. Y así es siempre
, explica Imaz. “Se dice que son apáticos, pero no es así.
La memoria de los movimientos estudiantiles no debe ser patrimonio de sus protagonistas
, dice Casanova. Es importante que las nuevas generaciones conozcan las movilizaciones anteriores, que valoren sus características, que los entiendan
, para que logren comprender lo que pasa en su propia generación.
Los ceuistas mantuvieron la memoria de los movimientos del 68 y el 71, y con esos ejemplos gestaron el propio.
Otra característica de los movimientos estudiantiles es que forman cuadros políticos, apunta Casanova. Y el del CEU formó a actores políticos, algunos de los cuales fueron base de apoyo para el Frente Democrático Nacional, que postuló a la Presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.
Para Carlos Imaz, una de las herencias más destacables de los movimientos estudiantiles mexicanos es que han sido civilizatorios, porque defienden el espacio y la educación públicos con mecanismos radicalmente democráticos, como las asambleas, que son una mezcla entre democracia directa y representativa, además de que movimientos en sí se han opuesto al autoritarismo del Estado.