La oleada migratoria de haitianos y africanos no sólo crecerá en las próximas semanas y meses, sino que es una crisis que va para largo, estimó el presidente del Comité Ciudadano de Defensa de los Naturalizados y Afromexicanos, Wilner Metelus.

Luego de reunirse con Humberto Roque Villanueva, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, informó que el gobierno mexicano se comprometió a no expulsar ni deportar a ningún ciudadano de esos países que llegue a territorio nacional.

Citó que en el encuentro de más de una hora, el funcionario expresó que el gobierno mexicano no está en condiciones de crear un fondo especial de ayuda económica, pero brindará a esos migrantes todos los apoyos necesarios en especie, alimentación y salud.

Señaló que el subsecretario comentó que varias dependencias federales –entre ellas las secretarías de Desarrollo Social, Salud y Relaciones Exteriores– ya tienen indicaciones para que la ayuda llegue de manera masiva, además de que existe coordinación entre los tres niveles de gobierno para dar atención a esa población migrante.

De acuerdo con cifras de la organización civil, en la frontera norte de México hay más de 6 mil haitianos y africanos en espera de tramitar su solicitud de asilo a Estados Unidos, mientras en el sur otros 11 mil migrantes han cruzado por Tapachula, Chiapas. En conjunto, en territorio nacional se encuentran alrededor de 17 mil ciudadanos procedentes de esos países. Además, hay 8 mil personas varadas en Nicaragua y Costa Rica, que al igual que los primeros buscan una visa humanitaria para ingresar a Estados Unidos. Habría otras 25 mil en Brasil, que también podrían iniciar el viaje –que llega a durar hasta tres meses– hacia el país del norte.

Por ello, Wilner Metelus consideró que el gobierno mexicano debe tener una estrategia definida para abordar este problema complejo que involucra a la comunidad internacional, y no sólo a nuestro país.