Aquí se trabaja por voluntad
Lunes 31 de octubre de 2016, p. 29
Cabo Corrientes, Jal.
Hace muchos años, miles de tortugas desovaban en Villa del Mar. Mi abuela nos contaba que era difícil caminar por las playas sin pisarlas
. Pero con el tiempo se convirtieron en un exótico platillo: Hasta yo comía tortugas marinas; era un niño
, cuenta José Espíndola Castillón, joven voluntario del campo tortuguero, quien celebra que haya más conciencia
entre la gente de la comunidad para preservar la especie golfina.
José sueña con preservar esta especie y su pueblo. No quiero otro Puerto Vallarta ni otro Acapulco, llenos de edificios y autos. Vale la pena ser firmes en lo que queremos, proteger el medio ambiente, aunque no hay sueldo. Aquí se trabaja por voluntad. Quiero que mis hijos conozcan las tortugas marinas
, comenta.
América López también hace rondines en la playa. Aunque ha visto a los saqueadores o hueveros frente a frente, nunca la han amenazado, “pero sí me ha tocado ver mensajes en la playa, como uno que decía: ’me la pelaron’. Simplemente me dio risa, porque piensan que nos ganan el nido, y sí, pero va sobre su conciencia”.
En una noche ha visto hasta seis nidos saqueados. Señala que le gustaría ver más el apoyo de la Secretaría de la Marina y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, sobre todo en el punto conocido como La Boquita, donde hay más depredación.
María Rubí Rodríguez González, también voluntaria, comenta que han empezado a recibir capacitación del campamento tortuguero que perteneció a la Universidad de Guadalajara para el manejo y conservación de esta especie. Coincide en que son indispensables los elementos de la Armada y más recursos públicos.