El nuevo jefe del gobierno español no tendrá mayoría absoluta; está obligado a negociar
El líder del derechista Partido Popular fue relecto con 170 votos en favor
Renunció a su escaño el ex secretario general del Partido Socialista Pedro Sánchez
Estamos conscientes de que muchos españoles la han pasado mal, pero con determinación muchas cosas se han ido superando, expresó Mariano Rajoy luego de ser investidoFoto Afp
Domingo 30 de octubre de 2016, p. 24
Madrid.
El líder del derechista Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, fue investido este sábado nuevamente presidente del gobierno de España, con una mayoría simple gracias a la abstención de gran parte de los socialistas, en una histórica votación del Congreso de los Diputados que pone fin a 10 meses de bloqueo político en el país.
Rajoy fue relecto para gobernar hasta 2020, con un total de 170 sufragios en favor: 137 de su partido, 32 de Ciudadanos, uno de la Coalición Canaria (CC) y la abstención de 68 de los 84 diputados del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
En contra votó el resto de la Cámara, en total 111 diputados, en una sesión que acabó a gritos y en un intercambio de insultos entre los parlamentarios de Unidos Podemos y la también formación emergente Ciudadanos.
Con esta investidura se pone fin a 315 días en los que no se había podido formar gobierno, tras el bloqueo institucional y la incapacidad de los partidos políticos para llegar a acuerdos.
El pasado 21 de diciembre se inició un largo andar político, en el que España se convirtió en el segundo país en la historia con más días con un gobierno en funciones, después de Bélgica, que superó 550 días.
El resultado de aquella jornada electoral reflejó la nueva realidad política española: un Parlamento fraccionado en cuatro grandes bloques, más las representaciones de otras fuerzas minoritarias y de los nacionalismos periféricos del País Vasco y Cataluña.
El PP y el mandatario ganaron en ese entonces con holgura, pero perdieron numerosos apoyos y no lograron reditar la mayoría absoluta. Con 123 diputados y los puentes de diálogo rotos con la mayoría de las formaciones, Rajoy decidió rechazar la posibilidad de intentar la investidura y le cedió el turno a la segunda fuerza más votada, el PSOE, y a su entonces líder Pedro Sánchez.
El hoy defenestrado secretario general socialista logró un acuerdo de gobierno con Ciudadanos y solicitó al resto de la Cámara, pero sobre todo a Podemos, que se abstuvieran para desalojar del poder al partido de Rajoy. Pero su investidura fracasó con los sufragios en contra del PP y Podemos.
Ese primer fracaso en la investidura provocó la convocatoria a unas segundas elecciones generales que se celebraron el pasado 26 de junio, en las que se registró un resultado similar a las anteriores, pero con diferencias notables. El PP sumó votantes y escaños, al pasar de 123 a 137 diputados, mientras el PSOE sumó 85, Ciudadanos 32 y Unidos Podemos –la nueva coalición de izquierdas– 71. Con este escenario comenzaron las negociaciones para formar gobierno, sólo que en esta ocasión la alternativa a un gobierno del PP estaba más debilitada que nunca y se antojaba muy complicada, al depender de las fuerzas independentistas de Cataluña y el País Vasco.
Rajoy en esta ocasión asumió el reto de la investidura y el 30 de agosto se presentó ante el Congreso de los Diputados con un pacto con Ciudadanos y CC; sumó 170 votos en favor. Pero su nombramiento fue rechazado por los sufragios en contra del resto del Parlamento, es decir, por los 180 diputados que votaron no.
Esta situación arrojó más tensión en la política española, sobre todo en el seno del PSOE, que se debatía entre intentar un gobierno alternativo y hacer una abstención estratégica para evitar unas terceras elecciones en menos de un año y facilitar así la formación de un nuevo gobierno.
Ante la negativa de quien en ese momento fungía de secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de facilitar la investidura de Rajoy, el comité federal del partido decidió destituirlo en un congreso extraordinario muy tenso.
La dirección del partido fue asumida por una gestora que finalmente sacó adelante la propuesta de la abstención durante la investidura, con lo que finalmente se permitió que Rajoy, principal adversario político del PSOE, fuera investido presidente este sábado. Horas antes de la sesión, Sánchez renunció a su escaño y anunció que se presentará de candidato a la secretaría general en un futuro inmediato.
El mandatario español señaló que no sólo quiere ser investido, sino gobernar y no ser gobernado
. Es decir, reclamó al resto de las formaciones su apoyo en las iniciativas parlamentarias y en la aprobación de los presupuestos.
Tras ser investido, Mariano Rajoy señaló que han sido cuatro años muy difíciles los que nos ha tocado gobernar. Estamos conscientes de que muchos españoles la han pasado mal, pero con fuerza, coraje y determinación muchas cosas se han ido superando
.
Añadió: Hay mucha tarea por hacer y vamos a intentar buscar acuerdos y entendimientos con todos, pero no voy a negociar la unidad de España ni la soberanía nacional. Los compromisos son de toda la nación. A partir de ahí podemos llegar a entendimientos y vamos a intentar convertir esta situación en una oportunidad. A ver si serenamos todos los ánimos
.
Protestas en la calle
En las calles aledañas al Congreso unas 10 mil personas se manifestaron para denunciar el golpe de régimen
perpetrado por las fuerzas del bipartidismo –PP y PSOE– para sacar adelante lo que consideraron un gobierno ilegítimo
.
Durante la concentración se vieron numerosas pancartas contra los dos partidos y lo que llamaron la mafia del poder
. A la protesta acudieron algunos diputados de Podemos e Izquierda Unida, pero no así su líder, Pablo Iglesias, quien había adelantado que participaría en la movilización.
La protesta fue de las menos multitudinarias en comparación con las convocadas en años recientes por la Coordinadora 25s, que protagonizó algunas de las más importantes frente al Congreso de los Diputados.