Exposición documental en la galería Juan Soriano, en el Cenart
Domingo 30 de octubre de 2016, p. 5
Más allá del nombre, poco es lo que se conoce en México del compositor Manuel Enríquez (1926-1994), incluso entre las nuevas generaciones de músicos, no obstante que es una de las figuras referenciales de la vanguardia sonora en el país.
De allí la relevancia de la exposición documental Manuel Enríquez: hoy de ayer 1926-1994, a decir de su viuda, Susana Enríquez, quien considera que ésta permitirá conocer y reconocer el trabajo y el legado del también violinista jalisciense más allá de su faceta como funcionario cultural.
La muestra se exhibe desde hace unos días en la galería Juan Soriano de la Biblioteca de las Artes del Centro Nacional de las Artes, donde permanecerá abierta al público hasta el 13 de noviembre.
Fue organizada por el Centro Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) Carlos Chávez para celebrar los que serían los 90 años del músico, cumplidos el pasado 17 de junio.
Está integrada por una selección de 80 documentos personales, partituras, fotografías y audios de algunas de sus obras, la mayoría exhibidos por primera vez y los cuales forman parte del fondo especial Manuel Enríquez que se encuentra en comodato en la Biblioteca de las Artes.
El recorrido comienza con una serie de partituras que dan testimonio de la evolución del trabajo del autor desde finales de la década de los años 50 hasta su fallecimiento, en 1994, en lo que concierne al tránsito de su lenguaje de lo tradicional a la vanguardia.
De tal manera, se presentan su primera partitura profesional, el Cuarteto número 1, ejemplos de la transformación que tuvo en los años 60, cuando comenzó a explorar e innovar con su escritura, y, finalmente, su obra póstuma, Cenzontle, cuyo primero de tres movimientos alcanzó a terminar tres semanas antes de su muerte.
Esa pieza, escrita para la flautista Marisa Canales, fue estrenada ese mismo año por la mencionada intérprete en el Foro Internacional de Música Nueva, encuentro fundado por Manuel Enríquez, que desde 1994 lleva el nombre del compositor.
La muestra incluye además una serie de cartas y telegramas, así como otros documentos, entre ellos tarjetas postales, en los que diversas figuras de la música mexicana y de otras partes del mundo felicitan al autor con motivo de su 60 cumpleaños y reconocen el apoyo y la promoción que siempre hizo de la música nacional, así como la contemporánea.
Entre esos personajes se encuentran Blas Galindo Dimas, Esperanza Pulido, Alicia Urreta Arroyo, Rodolfo Halfter, Luis Herrera de la Fuente, Gilberto Mendes y Bertram Turetzky.
Otro de los aspectos exhibidos son una serie de retratos del compositor realizados por algunos de sus amigos artistas plásticos, entre ellos Juan Soriano y Raúl Anguiano. También se incluyen audios con música de orquesta, de cámara y electroacústica, y un video con testimonios de amigos, especialistas y colegas.
La exposición culmina con fotografías en las que el músico aparece con diversos personajes de la cultura nacional, como Octavio Paz y Manuel Felguérez, así como con colegas de otras partes del mundo.
Uno de los principales pendientes en relación con Manuel Enríquez, de acuerdo con su viuda, no sólo es acercarlo y darlo a conocer a las generaciones actuales más allá de su faceta de funcionario cultural, en la que destacó como titular de música del Instituto Nacional de Bellas Artes.
También es imperativo, dice, que su obra sea tocada de manera más frecuente en México y, sobre todo, grabada: Su catálogo es de 150 obras y es necesario grabarlas, porque es la única manera de preservarlas y difundirlas, de otra manera no existen
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Como actividades paralelas a Manuel Enríquez: hoy de ayer 1926-1994 se organizó una serie de tres conversatorios en torno a la vida y obra del compositor.