Catalogado entonces como diletante, hoy se reconoce su protagonismo: Santamarina
Presentan la muestra Con mil diablos a caballo en el Museo de Arte Carrillo Gil
Jueves 27 de octubre de 2016, p. 5
Con la finalidad de reconocer, analizar y valorar el trabajo del artista mexicano Víctor Fosado (1931-2002), quien incursionó en la pintura, la escultura, el teatro, la música, el diseño, la joyería y el cine, se inauguró el viernes pasado la muestra Víctor Fosado: Con mil diablos a caballo, en el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG).
Fosado fue un creador inquieto, atípico e iconoclasta muy poco conocido en la actualidad, pero que en su momento fue una figura central en el ámbito cultural del país”. Perteneció a la generación de La Ruptura y desarrolló su talento entre los años 50 y 70 del siglo pasado. Fue un gran estudioso y promotor del arte popular. Aprendió de su padre la orfebrería. Apoyó el trabajo de numerosos e importantes maestros artesanos y realizó una labor minuciosa de investigación en torno a diversos instrumentos prehispánicos e indígenas. Especialista en la vida y obra de José Guadalupe Posada, promovió las tradiciones mexicanas mediante muestras que se presentaron en distintos recintos culturales del país y en algunas naciones europeas.
Como pintor y escultor Fosado realizó una obra singular con la que buscó su propio lenguaje y que si bien no es numerosa, deja testimonio del espíritu que lo animaba
. De esa faceta se reconoce en la muestra la relación que mantuvo con diversos escritores y artistas plásticos como Alberto Gironella, Vicento Rojo, Vlady, Felipe Ehrenberg, Arnaldo Coen y Fernando García Ponce, entre otros.
En la música, el cine y el teatro colaboró con algunos de sus contemporáneos, como Alejandro Jodorowsky y Juan José Gurrola. Además de diseñador de ambientaciones y escenografías, como actor participó en películas como En este pueblo no hay ladrones (1965), de Alberto Isaac; El Topo (1969), de Jodorowsky, y Reed, México insurgente (1970), de Paul Leduc.
Liderado por Gurrola, fue integrante del grupo musical Escorpio en ascendente, en el que se mezclaban de manera original sonidos electrónicos con instrumentos indígenas, y con Antonio Zepeda articuló un dúo que interpretaba música y leía poesía náhuatl.
Su joyería en plata es admirada y ha sido portada por distintas personalidades, como María Esther Echeverría, Mercedes Iturbe, Carlos Monsiváis, Cristina Pacheco, Gabriel Orozco y Ana Torroja.
Como promotor cultural impulsó el primer concurso de Cine independiente de 8 y 16 milímetros y fue propietario del café Las Musas, ubicado en la calle de Filomeno Mata, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, el cual fue escenario de exposiciones y conciertos, además de punto de reunión de artistas jóvenes de la época, como José Luis Cuevas, Luis Urías, Pilar Pellicer y Ofelia Medina.
Víctor Fosado: Con mil diablos a caballo es resultado de dos años de investigación y catalogación del archivo de la familia Fosado. Es una muestra que pretende dar a conocer sus múltiples facetas como creador
, explicaron la investigadora Angélica García, los curadores Julien Cuisset y Guillermo Santamarina, así como Víctor Fosado III, hijo del artista.
Fosado en su momento no fue suficientemente valorado, precisamente por ser multidisciplinario. A figuras como él, en el pasado, los catalogaban como diletantes. Hoy los reconocemos como protagonistas de una especie de renacimiento, con un espíritu inquieto, atípico e iconoclasta
, expresó Santamarina.
No se trata de una retrospectiva, sino de una muestra más bien monográfica
, explicó Cuisset.
Fosado en su momento fue representante de una vanguardia que experimentaba en distintos órdenes creativos y que estaba cambiando los lenguajes artísticos, abundó Angélica García. Fue una figura central en la cultura de su tiempo. La exposición busca reconocer su trabajo
.