Al recibir ayer la Medalla Bellas Artes 2016, el escultor y pintor Federico Silva (Ciudad de México, 1923) quiso hablar sólo de lo cultural y no mencionar la crisis; sin embargo, la realidad se impuso. Existe una fractura entre el pueblo y los gobernantes que, de tanto viajar al extranjero, no entienden lo que pasa en México, expresó ante el público, en su mayoría del gremio artístico, que llenó la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, que le aplaudió de pie.

La fractura a la que me refiero no es un fenómeno local, sino internacional. Existe en Estados Unidos con la amenaza de la victoria de (Donald) Trump con inimaginables consecuencias mundiales. La fractura está en Europa, en Medio Oriente, en América Latina, en el fenómeno creciente de los migrantes.

Con voz firme y clara, el artista visual aseguró que se impone una realidad impredecible, desconocida. La realidad como personaje inmaterial, inimaginable, como fantasma que recorre el mundo y se impone sobre la razón y la lógica política.

No obstante, la palabrería no logra borrar la memoria de un país que se mantiene por su historia. Mientras tanto, el arte anda vagabundo porque no encuentra las veredas, se pierde en la traición, la corrupción y la alabanza al poder. Pero hay refugios. El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) existe porque no es una institución sexenal, sino intemporal.

Los destructores de México, continuó el homenajeado, perseveran en su esfuerzo tenaz con el aplauso de los compradores de afuera; el subsuelo ya no pertenece a México, está en rebaja. Pueden venir compradores de todo el mundo.

El escultor y pintor Federico Silva, ayer, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas ArtesFoto Francisco Olvera

Para el artista, en el pasado no se hubieran atrevido a decir que la fuerza de México está en el Ejército y el gobierno. Que no se hubieran atrevido a enviar a Oaxaca el Ejército y a los policías para interrumpir las danzas de San Mateo del Mar en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, para combatir a los maestros y terminar con la última fuerza que perdura de la Revolución Mexicana. Arrebatar por la fuerza lo que pertenece a los maestros: dignidad, soberanía, sus derechos, abriendo la educación al mercado.

Según Silva suele olvidarse la tradición cultural nacional, su respaldo histórico; sin embargo, “con todo el pulso más poderoso en el ámbito de las artes ha estado por largos años en el INBA, el cual debe retomar su prestigio de gran promotor. Los artistas –pintores, músicos, dramaturgos– aspiran participar en el máximo foro, los jóvenes escalar el difícil escaño del prestigio”.

Federico Silva recibió la Medalla Bellas Artes de manos de Xavier Guzmán, subdirector del Patrimonio Artístico e Inmueble del INBA. Participaron en la mesa de presentación la artista visual Águeda Lozano, nueva secretaria de cultura de Chihuahua, y el crítico de arte Luis Ignacio Sáinz.

Asistieron los secretarios de cultura de Tlaxcala, donde vive y trabaja Silva, y de San Luis Potosí, donde se encuentra el museo de escultura que lleva su nombre.