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a la guerra

El presidente Santos estaba tan seguro, que varias veces dijo no tener un plan b

Incertidumbre por un posible retorno a la violencia; renegociación, descartada
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Las FARC mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro, dijo ayer Timochenko (derecha) en una declaración leída en La HabanaFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de octubre de 2016, p. 4

Bogotá.

Colombia se hundió ayer en la incertidumbre ante el sorpresivo triunfo del no en el plebiscito convocado por el gobierno para refrendar o rechazar el acuerdo de paz firmado la semana pasada con las FARC.

Las encuestas conocidas desde finales de agosto le daban un triunfo al , aunque con no muy amplia ventaja sobre el no. Sin embargo, una victoria del rechazo al acuerdo de paz parece que no estaba en los planes de muchos.

El gobierno estaba tan seguro de la victoria que el presidente Juan Manuel Santos dijo varias veces que no tenía un plan b ante un posible triunfo del no.

Tanto el gobierno como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han coincidido en que un triunfo del no implicaría la imposibilidad de aplicar los acuerdos logrados en casi cuatro años de negociaciones en Cuba.

Santos afirmó con insistencia que un rechazo de los acuerdos retrocedería al país a la situación de violencia de 2012, antes del inicio de la negociación.

El país ha vivido durante los meses recientes el periodo más tranquilo en medio del conflicto que empezó en 1964, pues desde julio del año pasado las FARC declararon un alto el fuego unilateral, que se volvió bilateral cuando Santos ordenó en agosto pasado la suspensión total de los ataques de las fuerzas armadas.

Pero tanto el gobierno como el grupo insurgente han asegurado que una renegociación del acuerdo de paz está descartada.

Para el analista político Daniel García-Peña, el escenario de la renegociación no se puede contemplar en el actual escenario, pero una fórmula para salvar los acuerdos sería convocar a una asamblea constituyente, con participación del oficialismo, del uribismo y del grupo rebelde.

Las FARC nunca rechazaron eso y el partido de derecha radical Centro Democrático (opositor al acuerdo) ha venido insistiendo en una Asamblea Constituyente, expresó García-Peña.

Para la politóloga Sandra Borda, además de la imposibilidad de implementar de inmediato el acuerdo de paz, otro escenario a considerar es el estado de ingobernabilidad en que quedará Santos, cuyo segundo periodo de gobierno termina en agosto de 2018.

La directora de la Fundación Ideas para la Paz, María Victoria Llorente, dijo que la reflexión que debe hacer el país es dura, pues se demostró que los colombianos “no son capaces de compadecerse del dolor de los que sufrieron el conflicto.

Perdió Colombia

“No ganó el no; perdió Colombia”, dijo Llorente, tras comentar que no se imagina lo que puedan estar pensando los líderes de las FARC.

De haber sido aprobado el acuerdo, suscrito hace seis días en Cartagena de Indias por Santos y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño (Timochenko), lo que venía ahora era la concentración de los 5 mil 800 miembros del grupo insurgente en 27 sectores del país durante medio año, tiempo durante el cual debían entregar sus armas a la Organización de Naciones Unidas.

Ese paso seguramente quedará suspendido, mientras el gobierno y el grupo insurgente deciden cuál será el nuevo camino a tomar en medio de la incertidumbre que se abrió ayer.

El presidente Juan Manuel Santos no estaba obligado a convocar a un plebiscito sobre el acuerdo, pues en ninguno de los procesos de paz celebrados en los 30 años recientes para permitir la desmovilización de varios grupos armados ilegales tuvieron como epílogo una consulta popular de refrendación.

El jefe de Estado dijo que lo hacía porque quería que el acuerdo no fuera solo entre el gobierno y las FARC, sino con la sociedad en general. Sin embargo, su decisión le significó un efecto búmeran.