Carro completo
l partido Rusia Unida (RU) obtuvo –en las recientes elecciones parlamentarias– la mayoría calificada de dos tercios de los votos, pero habida cuenta de que las otras tres organizaciones políticas que tienen derecho a formar bancada no son sino una suerte de comparsas para crear el espejismo de oposición, puede afirmarse que el oficialismo logró el carro completo: los 450 escaños de la Duma.
Los seguidores del presidente Vladimir Putin consiguieron 54.2 por ciento de los votos depositados. Y para enmendar que la escasa participación real restaría brillo a la gran victoria, en las dos últimas horas antes del cierre de las casillas aparecieron infinidad de circunscripciones, lejos de Moscú y bajo control de los caciques locales, con idéntica afluencia, 62.2 por ciento, debido según los matemáticos que estudiaron el extraño fenómeno a que se utilizó el mismo programa de computación para elevar la cifra de asistencia hasta 47.8 por ciento.
Fragmentados por el protagonismo de sus líderes, incapaces de crear una sola y amplia coalición, los adversarios del Kremlin no lograron ni un solo escaño, mientras RU –al contar con 43 diputados más que el mínimo requerido– puede aprobar cualquier proyecto de ley y, lo más importante, las enmiendas a la Constitución que le vengan en gana. Y todo ello sin necesidad de argumentar nada, pasando la factura a los sectores menos favorecidos de la sociedad que, como en cualquier país capitalista, tendrán que pagarla a costa de nuevos sacrificios.
Paradójicamente, se llegó a esto por el hartazgo de los electores en las grandes ciudades, convencidos de que hoy por hoy unos comicios nada pueden cambiar en Rusia, y los tradicionales abusos e irregularidades que se cometen con total impunidad en el país, sobre todo en las regiones dependientes de los subsidios del gobierno central.
Basta un sólo ejemplo de cómo influyó la participación en los resultados: por número de habitantes Moscú podría aportar 10 veces más votantes que digamos Chechenia, pero en la capital rusa al no acudir a las urnas la mayoría, los 800 mil chechenos con derecho a voto, cuya totalidad de sufragios se dice que fueron para el oficialismo, inclinaron la balanza hacia RU, igual que tantas otras regiones de provincia exentas del más mínimo control, en muchas ni siquiera se permitió la presencia de observadores.