La escultura en madera titulada Cubo transitable de 6 metros, formada por seis triángulos egipcios conectados por 12 tubos, del arquitecto Teodoro González de León (1926-2016), un monumento al equilibrio inestable, fue inaugurada la noche del jueves en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo.

La obra fue diseñada por el reconocido arquitecto con motivo de las celebraciones por sus 90 años, que se cumplieron el pasado mayo, ocasión con la que se organizó un homenaje nacional para reconocer al artista.

Al Museo de la Ciudad de México

Como adelantamos en estas páginas, el proyecto escultórico consiste en un cubo de grandes dimensiones fabricado con madera de pino de segunda clase y tubos de acero, formado por seis triángulos egipcios.

Los dos grupos de tres triángulos se unen entre sí mediante 12 tubos de acero, apoyados en seis nodos de hipotenusa, que dan forma a un paraboloide hiperbólico, el cual genera una sensación de pasaje que puede ser transitado por el público.

En ese acto María Cristina García Cepeda, directora del Institito Nacional de Bellas Artes (INBA), destacó que la escultura de González de León combina la arquitectura y las artes plásticas; es un testimonio de su ingenio y sensibilidad.

Eduardo Vázquez Martín, titular de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, expresó que en Cubo transitable de 6 metros se sintetiza el talento de Teodoro González de León y el espíritu de su arquitectura.

El funcionario adelantó que será una pieza itinerante, con la finalidad de que los habitantes de la urbe la reconozcan, por lo que luego de su exhibición en el Museo Tamayo (que concluirá el 30 de octubre), se mostrará en el Museo de la Ciudad de México.

Juan Antonio Pliego, responsable de los trabajos de ensamblado de Cubo transitable de 6 metros, explicó:

El cubo es de cierta forma un monumento al equilibrio inestable.

La única instrucción que recibí del arquitecto fue: Usa el mínimo de materiales.

Él siempre buscó la pureza, la limpieza del material.

“Desde que trabajamos en los planos –prosiguió Pliego– ya sabíamos que era un monumento al equilibrio inestable, pues es una pieza que hasta que están todos los tubos unidos, prácticamente no hay estabilidad.”