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Astillero

Peña y los arrojos pétreos

La corrupción somos todos

WSJ y departamentos de AMLO

Zavala no pronunció estigma

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PAQUETE ECONÓMICO. Durante una reunión de trabajo con diputados para dialogar sobre el paquete económico, Vanessa Rubio Márquez, subsecretaria de Hacienda y Crédito Público, anunció que el gobierno federal utilizará los recursos de fideicomisos públicos para el gasto 2017Foto José Antonio López
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yer, al inaugurar una semana nacional de transparencia, Enrique Peña Nieto declaró a México entero territorio libre de honestidad. Generalización absoluta, sin matices ni excepciones, en continuidad de su muy proclamada tesis de que la corrupción es un asunto de índole cultural (de la solución somos todos, aquel lema de campaña del candidato José López Portillo, que ya en el poder solucionó los problemas económicos propios y de su familia, a la corrupción somos todos, del actual ocupante en declive de Los Pinos, que también ha ejercido su propio lopezportillismo patrimonial).

Así lo dijo, advirtiendo que el asunto implica a todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos, tanto en el público como en el privado: No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra, todos han sido parte de un modelo que hoy estamos desterrando y queriendo cambiar (bueno, Peña Nieto de alguna manera verbal buscó excluirse de esa declaratoria universal de los mexicanos corruptos, pues utilizó han sido parte, en lugar de hemos sido parte, así que, según este fraseo del decreto de excomulgación social, ¿el atlacomulquense es el único mexicano libre de esas culpas, excepción resplandeciente, Casa Blanca de moralidad? O, a pesar de la coartada conjugable, ¿se puede decir que Peña Nieto ha reconocido oficialmente que es parte plena de la corrupción?).

La declaratoria de México como Nación Corrupción tuvo algo parecido a una dedicatoria electoral, sin nombre explícito pero en inequívoco contexto del día: Si realmente queremos avanzar en el combate de la corrupción tenemos que hacerlo no por razones de oportunismo político o revanchismo político, sino realmente porque estemos seria y genuinamente comprometidos en cambiar el modelo que rige el actuar del Estado mexicano, de los agentes políticos y de los agentes sociales.

Horas antes de que Peña Nieto pretendiera ensalzar sus muy discutibles medidas contra la corrupción, contrastándolas con una realidad nacional de deshonestidad integral, el diario estadunidense The Wall Street Journal había publicado una nota de confección rebuscada cuya esencia consistía en que un crónico lanzador tropical de proyectiles moralizadores pétreos, virtual candidato presidencial para 2018, no habría incluido en su declaración 3de3 el hecho de que dos pequeños departamentos, adquiridos mientras era jefe del gobierno capitalino, aún siguen formalmente a nombre de Andrés Manuel López Obrador, aunque, a decir de éste, y específicamente de su comisionado de prensa, César Yáñez, están en proceso de formalización de una donación hecha por el dirigente de Morena a sus hijos.

Con esa oportunidad político-periodística a la vista (aunque también el WSJ denunció, en otra nota, actos de corrupción en el programa de reparto gratuito de televisores digitales, un fraude, una cadena completa de corrupción: https://goo.gl/7Ltzyp), Peña Nieto actuó con sentido de revanchismo político (El Peje bajo acusación internacional, forzada e insustancial, pero aprovechable) a la hora de su discurso leído ante los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina, del presidente de la mesa directiva del Senado (Pablo Escudero, el yerno Verde de Manlio Fabio Beltrones) y la gobernadora de Sonora (donde PRI y PAN cruzan acusaciones sexenales de corrupción extrema, en ejemplar alternancia de oportunidades depredadoras).

La tempestad inmobiliaria copilquense en un vaso de agua periodística neoyorquina fue utilizada, por lo pronto, por Peña Nieto para tratar de arrebatar a López Obrador la bandera de la honestidad irrefutable. Es un mal cálculo pues, como el propio WSJ reconoce, no hay ilegalidad alguna en la adquisición de esos pequeños departamentos, de relativo bajo costo, sin nada que ver con las mansiones y propiedades faraónicas de gran parte de la clase política tradicional.

Héctor Escalante, en nombre de Comunicación de la Oficina de la licenciada Margarita Zavala, hace saber que ella “en ningún momento utilizó la palabra ‘estigma’ para referirse a su esposo”, como reportó el corresponsal de La Jornada en Ciudad Juárez, Chihuahua, Rubén Villalpando. Escalante asegura que a pregunta expresa de algunos medios, la licenciada Margarita Zavala contestó: Por muchos años las mujeres hemos afirmado nuestra propia identidad, te ha pasado a ti, le ha pasado a todas las que están aquí y yo sé que la gente me irá conociendo como soy, quién soy y también en las decisiones que he tomado, tanto en mi vida en el sector privado como en el sector público. Luego, al preguntarle ¿esto quiere decir que usted no es Felipe Calderón?, Zavala respondió: Ah, ni usted es su esposo, ni su padre. Yo creo que a las mujeres no nos importa que nos digan que somos la mamá de, la hija de, la esposa de, pero la definición de uno mismo, la identidad la trae la persona y, en ese sentido, sé muy bien lo mucho que he recibido de nuestro país y que a mí me tocarán retos muy distintos y tengo una experiencia distinta.

Ya que se ha tocado el tema, se aprovecha para precisar que Zavala podría ser la segunda candidata presidencial del Partido Acción Nacional (la primera, panista, fue Josefina Vázquez Mota), pero antes hubo cuatro mujeres aspirantes a Los Pinos provenientes de diversas organizaciones: en 1982 y en 1988, Rosario Ibarra de Piedra, en nombre del Partido Revolucionario de los Trabajadores (de orientación trotskista); en 1994, Marcela Lombardo Otero, postulada por el Partido Popular Socialista, fundado por su padre, Vicente Lombardo Toledano; también en 1994, Cecilia Soto González fue candidata del Partido del Trabajo (en sus inicios, militó en el Partido Laboral Mexicano, impulsado por el sombrío Lyndon Larouche, y también fue embajadora de México en Brasil, durante el foxismo), y Patricia Mercado Castro en 2006, por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. ¡Hasta mañana, mientras en el estado de México continúan los feminicidios, ayer con Karen Rebeca Esquivel Espinosa de los Monteros, encontrada muerta en Naucalpan!

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