Biarritz.

El 25 Festival Biarritz América Latina, que se abre el lunes en la elegante ciudad del País Vasco francés y donde competirán 30 filmes hasta el 2 de octubre, está animado por un viento de resistencia e incluso de revuelta, indican los organizadores.

Un largometraje, un documental y un corto mexicanos competirán en esta edición del encuentro.

Se trata del largometraje Maquinaria Panamericana, de Joaquín del Paso; el documental Mirar morir, el ejército en la noche de Iguala, de Coizta Grecko, y el cortometraje Celebración, de Juan Barreda.

Los tres competirán en la sección oficial de las tres categorías del certamen más prestigiado de cine latinoamericano de Francia, que cumple este año un cuarto de siglo y que dedicará esta edición al cine de Centroamérica.

Rebeldía

México también participará con una coproducción, X Quinientos, del director Juan Andrés Arango, con producción mexicana, de Canadá y de Colombia.

Los filmes en competencia ponen en escena a personajes rebeldes, destacó Lucile de Calan, del comité de selección. Hay un acto de oposición al gobierno en Neruda, filme chileno de Pablo Larraín presentado en la apertura; a la violencia ciega que resulta del capitalismo contemporáneo en Aquarius (Kleber Mendoza, Brasil), o la oposición al ejército en El amparo, del venezolano Rober Calzadilla.

Para De Calan, el 25 aniversario del Festival es la ocasión para preguntarnos qué nos dice el cine sobre América Latina. Nos invita más que nunca, lejos de cualquier resignación, a un acto de resistencia y a una urgencia de crear, considera.

El festival, que recibe cada año a unas 35 mil personas, presenta 10 filmes en el rubro de largometrajes, 10 en el de cortometrajes y 13 en la categoría de documentales. A la selección tradicional se agrega este año por el aniversario. Cada uno de los miembros de los comités de selección presenta el filme que desea. Una subjetividad asumida, indicó Marc Bonduel, delegado general del festival.

Como ejemplo, encontramos Profundo carmesí, del mexicano Arturo Ripstein, programado en Biarritz en 1996 y que obtuvo los premios a la mejor música, mejor guión y mejor escenografía en el festival de Venecia de ese mismo año.

Los tradicionales encuentros literarios también están bajo el signo de la resistencia con, en particular, el novelista y político Sergio Ramírez, quien se comprometió en un momento de su carrera con los rebeldes sandinistas en Nicaragua. El festival propone también cada noche una manifestación musical, festiva y colorida, teniendo como protagonistas al colombiano Yuri Buenaventura y sus músicos, con ritmos de salsa, mambo o chachachá.

El Focus de 2016 está dedicado a América Central, con 11 filmes provenientes de Nicaragua, Guatemala, Panamá y Costa-Rica. “Esas cintas hablan de páginas sombrías, guerras civiles, golpes de Estado, dictaduras, salvo Por las plumas (Costa-Rica), de Neto Villalobos”, señala Nicolas Azabert, del comité de selección. Costa Rica conoce una cierta vitalidad en materia de cine con una ley, escuelas y festivales. En los países vecinos, se muestra una ausencia de voluntad política, dijo.