La vida nocturna convierte la zona en baños, basureros y hoteles de paso, acusan habitantes
Llaman a las autoridades a poner orden; no se puede dormir de jueves a sábado, señalan
Domingo 25 de septiembre de 2016, p. 31
Apenas cae la noche, bajo las marquesinas y balcones de los viejos edificios del Callejón del 57 y las calles de República de Cuba, Allende y Donceles, ocurre de todo: encuentros y desencuentros de parejas, peleas callejeras y asaltos, así como gritos de júbilo de cientos de jóvenes que todos los fines de semana son atraídos por el auge de bares, cantinas y antros en el Centro Histórico.
La actividad, que se prolonga hasta la madrugada, ha trastocado la cotidianidad del vecindario, cuyos moradores piden a las autoridades del gobierno capitalino poner orden. Desde el jueves y hasta el sábado esto es un caos, no hay manera de utilizar las banquetas, las entradas de los edificios los convierten en baños, basureros y en hotel de paso. No puedes salir ni de tu casa
, expresó Luis Méndez, del Callejón del 57.
Durante un recorrido nocturno, los vecinos aclararon que no se trata de cerrar los negocios, estamos conscientes de la zona en la que vivimos, pero que tengan a sus clientes dentro de los locales, que se respeten los horarios de servicio, los decibeles de la música y que se imponga seguridad
.
A decir de los colonos, desde hace 10 años, cuando comenzó la renovación de las calles del primer cuadro de la ciudad, los establecimientos mercantiles que en mayor número han abierto son los dedicados a la venta de bebidas alcohólicas.
En una manzana se tienen identificados al menos 15 negocios de este tipo. A excepción de la Nueva Oficina y Las Pecosas, cantinas que funcionan como sitios de precopeo, en el resto el servicio se extiende hasta la madrugada.
Con sus luces neón en las entradas, los más concurridos y bulliciosos son El Marrakech y La Purísima, en la esquina de Cuba y el Callejón del 57, pero la oferta nocturna es variada y se extiende hasta Allende, donde se encuentra Río de la Plata, El mal paso y Del otro lado del río. A la vuelta, sobre Donceles, en el teatro Fru Fru está el bar La escena y al lado El 41. En todos ellos, una multitud se agolpa tanto en el interior como afuera.
Cantinas siempre ha habido, pero ahora estos negocios se han desbordado
, se quejaron los vecinos, quienes señalaron que con el rescate de los espacios públicos se mejoró la imagen y se revivió la zona, pero se olvidaron de los residentes, que sufren las consecuencias del incremento de la población flotante.
Simplemente no se puede dormir, la música retumba en las ventanas. Los cristales vibran y a las 3 de la mañana, cuando comienzan a cerrar, piensas, bueno ya se acabó, pero no, afuera en las calles parece que hay manifestación, ya borrachos siguen la fiesta y empiezan los desmanes. Escuchamos de todo
, refirió Alejandra Delgadillo, otra vecina.
El problema es tal que los habitantes del Callejón del 57 han bloqueado el Eje Central para exigir la intervención de las autoridades capitalinas. Se han hecho mesas de trabajo y realizado minutas para atender varios temas, como el de la movilidad, bares y comercio ambulante, entre otros, pero seguimos igual
, expresaron.