Rescatar a Venecia
o que sucede en esa ciudad, patrimonio de la humanidad, lo describe perfectamente Juan José Millás. Al abrir la ventana del departamento en que estaba, el escritor no vio una hermosa iglesia, un palacio rescatado de las aguas, el abandono y la humedad, y convertido en hotel de cinco estrellas. Tampoco otros palacios en proceso de restauración para ser ocupados varios días del año por alguna familia real de Medio Oriente o los nuevos ricos de Rusia o China.
Lo que Millás tuvo enfrente fue un enorme crucero de seis pisos que vomitó a tierra firme en pocos minutos más de 3 mil viajeros, que se sumaron en un instante a las multitudes que recorren las calles de Venecia, visitan sus sitios más recomendados, consumen comida chatarra, compran algunos souvenirs y dejan basura y problemas. Los padecen en abundancia los cada vez menos habitantes de la más hermosa ciudad italiana.
Y es que Venecia se está quedando sin sus pobladores originales. Prefieren vivir en las ciudades cercanas, con tal de evitar los efectos negativos que causan 22 millones de turistas que la visitan al año y la falta de infraestructura pública, especialmente agua potable, drenaje, escuelas y centros de salud. Además, la carestía, y que en ciertos meses del años las ratas y los malos olores reinen en la ciudad que tenía hace cuatro décadas 120 mil habitantes y hoy apenas 56 mil.
Hace un año un movimiento ciudadano realizó lo que llamó el funeral por la muerte de Venecia, para llamar la atención de las autoridades sobre la necesidad de resolver los problemas más agudos. Para que no se autoricen más hoteles, y se dignifiquen las viviendas de la población local. Construida a partir del siglo V sobre un archipiélago de más de 100 pequeñas islas del mar Adriático, unidas entre sí por más de 400 puentes, es la ciudad peatonal por excelencia y debe su majestuosidad a un grupo de potentados que tuvieron a su servicio grandes arquitectos y pintores: de Gentile y Giovannni Bellini a Guardi, Tiziano, Tintoretto, Veronés y Tiepolo. La escuela de arte veneciana tuvo influencia en toda Europa.
Además de la invasión de turistas, Venecia se hunde y padece inundaciones por el aumento del nivel del mar. Y los efectos nocivos de la corrupción. Importantes funcionarios, políticos de varios partidos, y prestigiosos empresarios, están acusados de aprovecharse del dinero destinado a Moisés, nombre de la magna y cuestionada obra de ingeniería con la que se busca evitar las inundaciones.
La antigua República de Venecia debe conservarse, rescatarla con base en un equilibrio entre la explotación masiva del turismo y la conservación del alma de la ciudad. Una tarea en que sus cada vez menos habitantes luchan hoy para evitar que el agua la borre del mapa con la ayuda siniestra de los corruptos.