Mantengo comunicación fluida y frecuente con el mandatario
, afirma el ex líder priísta
El líder de la bancada del tricolor en San Lázaro defiende la actuación de Enrique Peña Nieto
Domingo 18 de septiembre de 2016, p. 8
La relación entre Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no es vergonzante, atrás quedaron las sanas distancias, porque el Presidente es sensible, escucha y con él se habla sin tapujos, expuso el coordinador de la bancada del tricolor en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz.
En medio de un torrente de dificultades en política interior y tras los efectos de la visita de Donald Trump a Los Pinos, el ex dirigente nacional del PRI defiende el actuar de Peña Nieto, pues conoce los linderos de la neutralidad e imparcialidad en que debe transitar, como jefe del Ejecutivo federal:
No tengo ninguna duda de cuáles son los linderos que debemos observar; debemos nunca perder de vista la diferencia entre neutralidad e imparcialidad; sería absurdo pensar en un político de altos vuelos que sea neutral; lo normal es la militancia. Lo normal es que los políticos militen. La imparcialidad, es una obligación jurídica y la gente que tiene una formación ética sólida es imparcial, ese es Enrique Peña. Él es un político de origen priísta y lo reivindica.
Democracia consolidada
–En medio de un escenario ominoso, algunos sectores políticos advierten orfandad del Presidente con su partido y sus legisladores –se le expuso.
–Esta es una bancada afín y solidaria con Enrique Peña. Lo digo sin recato, yo mantengo comunicación fluida y frecuente con el Presidente. Lo que en otro momento parecía que había que mantenerlo en secreto, en una democracia consolidada, en modo alguno sería un contrasentido, sería absurdo que la bancada afín al Presidente no estuviera en contacto con él.
Esta es la bancada del Presidente. En mi carácter de coordinador de los diputados, los asuntos legislativos salen y han salido. El resultado político no sólo es lo que ha salido, sino lo que no ha salido. Tampoco tenemos por qué ser recatados en ello, a cuántas cosas hemos cambiado el cauce, reformulado en una actitud de solidaridad política producto de la convicción y un compromiso libremente asumido. El Presidente está arropado por sus compañeros diputados del PRI, somos solidarios en todos los sentidos: en lo político, en lo personal tenemos una relación personal con el presidente, una relación fraterna y va a contar con nosotros todo el tiempo.
–¿Ahora la línea es que no hay línea?
–Por supuesto, y en última instancia antes era un asunto de tirar línea el Presidente y los demás a acatarla, hoy claro que le reconocemos y le damos toda la autoridad al Presidente, pero el Presidente escucha, procesa, incorpora a su criterio, a sus puntos de vista las cosas que escucha.
–¿Dónde quedó la sana distancia de Ernesto Zedillo, que terminó por doblar el PRI?
–El que lo vea así no entiende de política moderna. A propósito de la sana distancia él sabe que tiene límites, los límites de la ley, que es la imparcialidad; o sea, lo obliga la ley y su convicción a ser imparcial, atente a los límites de la ley y entonces no tienes por qué acudir a distancias sanas, sino a una distancia sólo, diría, elemental porque no hay que permitir que se fundan hasta confundirse los linderos.
Lo que pasa es que cuando la relación no sólo existía, sino que era brutalmente avasalladora de la relación del presidente con el partido, se pretendía disimular ¿no? O sea, era más intensa que nunca, pero parecía que no.
–¿Era hasta vergonzosa?
–Nos afanábamos en decir que no o en disimularla, pero era brutal y avasalladora, nadie simula nada, lo que se ve es, un presidente que milita en el partido, pero que él cumple, incluso con los priístas, con una buena gestión al frente de la Presidencia de la República, con eso es suficiente.