Domingo 18 de septiembre de 2016, p. a16
El cielo completo, donde caben todas las expresiones literarias, dice Sara Sefchovich, ahora también está habitado por letras, historias y vivencias femeninas…, pero ¿por qué y cómo comenzaron a escribir las mujeres?
Cabría entender que el movimiento literario femenino no es un desarrollo en medio de un contexto infértil o sin vida; le antecede toda la lucha que con múltiples vertientes ha recolocado al género dentro del cotidiano social, es decir, las mujeres no sólo estamos escribiendo –light o denso, moderno o clásico–, nos encontramos latiendo en un continuum real de la existencia: lo mismo al frente de un volante de un auto o avión, que ante el timón de una trasnacional o una constructora.
La participación literaria femenina no es más que uno de los amplios ámbitos cuyas puertas han sido franqueadas por el mal llamado género débil
. Y cuando se hace alusión al concepto debilidad, no es únicamente a la capacidad física sino, desde luego y, por demás, a la intelectual. En cuanto a la maternidad, otrora cualidad y fortaleza, en muchos casos ha pasado a ser sólo una de nuestras múltiples ocupaciones; cuando acaso lo es.
La vorágine creativa de las mujeres es una manifestación más y relativamente reciente de los largos años que han llevado a nuestro género a conquistar y a veces consolidar, aun tentativamente en algunos contextos, un espacio de primer orden
en el imaginario social.
La aceptación de la literatura femenina es, del mismo modo, un proceso que ha debido romper no sólo estereotipos sino patrones culturales arraigados en la estructura social más primitiva. Porque ya una cosa es que una mujer se atreva a manifestarse por medio de la escritura y otra muy diferente que dé a conocer lo que escribe. Más allá, que alguien se anime a publicarla, con el riesgo –que por cierto acompaña a todos los autores– de no generar interés y, por supuesto, vender.
Sara Sefchovich analiza, justamente en este terreno, la participación femenina en la literatura y algunas de las razones que han potencializado este fenómeno. Partiendo de la certeza de que sólo es analizable lo consistente, lo real, retoma para su análisis a algunas de las publicadas, renombradas y reconocidas autoras del mundo.
“Como él no tenía nada qué hacer, fue a hacer pipí. Y después se quedó en cero, nomás.
Vivir tiene esas cosas: de vez en cuando uno se queda en cero. Todo eso mientras tanto. Mientras se vive.
Clarice Lispector (Brasil)
¿Por qué escriben las mujeres? Es la pregunta medular que plantea. Para responder, lleva a cabo una retrospectiva acerca de cómo se ha desarrollado esta historia.
Por largos años, la mujer tuvo y conquistó un lugar preponderante dentro de la sociedad como batuta del hogar y formadora de los hijos, en tanto el hombre salía a buscar el sustento pero, sobre todo, a conocer el mundo, conquistarlo y contar la historia; su trascendencia estaba garantizada. Mientras, la labor femenina era vista como una manda sin remuneración económica o emocional, y sus historias pasaban inadvertidas por intrascendentes y cotidianas.
“Supe que había sucedido algo irreparable en el momento en que un hombre me abrió la puerta de esa habitación de hotel y vi a mi mujer sentada al fondo, mirando por la ventana de muy extraña manera…”
Laura Restrepo (Colombia)
El primer eslabón que encadenaría el fenómeno literario femenino, fue la lectura, como acercamiento a un mundo desconocido o conocido tangencialmente, así como a la búsqueda de libertad intelectual.
En paralelo, la necesidad de significancia y trascendencia bullían ya desesperadas tras largos siglos de espera. Mujeres a tiempo y destiempo, se hallaron escribiendo acerca de lo trascendente y lo aparentemente intrascendente, antes de finalizar el siglo XIX, y se instalaron ya con butacas y escritorios a mediados del XX.
“...Al momento de los sucesos, no sólo era una niña, aún no cumplía los diecisiete años, sino además era poseedora de una rara característica, cuyo origen había que buscarlo, dirían los especialistas, en los oscuros y laberínticos recodos de la infancia…”
Marcela Serrano (Chile)
Entre contrastes de estilo, temáticas y circunstancias, comenzó el proceso de la subjetivación del género y la individualización, retrasado por la marginalidad. En cuanto a la resultante, no podría esperarse otra en principio: el conflicto creado ante tal distinción.
Las sedes de la exclusión y el encierro: el hogar y el matrimonio. Los artífices: el hombre, la sociedad y la familia. La medida de las posibilidades: el busto, la cintura y la vergüenza. Las contradicciones y paradojas: tener o no un hombre; tener o no hijos y familia; ser soltera, casada o quedada; ser una misma. Los escenarios: humillación, infidelidad, soledad, abandono, suicidio, muerte.
“Se le conocía por el nombre de Mammy. Pero ninguna de las muchachas recuerda en qué época ingreso en el oficio.
Hay que convenir, que la profesión, para Mammy, era más asunto de vocación que de necesidad. Por esto, sus ingresos resultaban fantásticos comparados con nuestras modestísimas entradas.
Fanny Buitrago (Colombia)
El hombre creó un sistema del cual la mujer emergió por sus propias necesidades y las del sistema. Comenzó a recrear su vida y luego a vivirla mediante la creación literaria, encontrando en la lectura y la escritura una forma de resistencia; más tarde, una elección de las muchas que hemos hecho en las décadas recientes.
El cielo completo es la más reciente publicación de Sara Sefchovich, un ensayo acerca de la participación femenina en el mundo de las letras. El panorama de la inmersión de las mujeres en la labor de plasmar sus vidas y las de otras, antes desconocido.
El análisis propio de la participación femenina en la literatura; el porqué y el cómo, se aborda en Ideas pensadas
. Catálogos razonados
contextualiza el acercamiento de la mujer latinoamericana y mexicana a la escritura, y nos obsequia segmentos breves de escritoras latinoamericanas, cuya huella prevalece gracias al rescate de la memoria cotidiana. Escritoras sentidas
se encarga de rodear el mundo y ampliar la perspectiva de las letras femeninas. De Francia a Hollywood, y de la meca del cine estadunidense a los Andes chilenos. Una reclasificación de las escritoras a partir de una contrapunteante catalogación: de la alquimia a la predicación, pasando por el riesgo y el sufrimiento, la podemos encontrar en Autoras reunidas, comparadas
.
Sara Sefchovich es socióloga e historiadora, investigadora y profesora en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sus obras has sido traducidas a siete lenguas y llevadas al cine, al teatro y la radio.
Leer este trabajo de Sara Sefchovich representa una conquista más en el terreno de nuestra subjetivación y búsqueda de libertad. Escribir, montada sobre la rueda de un monociclo alado nuestra trascendencia.
Título: El cielo completo
Autora: Sara Sefchovich
Editorial: Océano
Número de páginas: 357
Precio de lista: 145 pesos