Banderas y harapos, de Gabriela Selser y prólogo de Sergio Ramírez
Sábado 10 de septiembre de 2016, p. 3
Managua.
El libro Banderas y harapos, memorias de la periodista argentino-nicaragüense Gabriela Selser sobre la revolución sandinista (1979-1990), causó emociones encontradas entre recuerdos de amor y desencanto en su presentación, el jueves pasado en Managua. Con un auditorio lleno y un ambiente emotivo, el escritor Sergio Ramírez, autor del prólogo, dijo que el libro está lleno de nostalgias vivas
.
Se trata de los relatos de las vivencias directas de Selser en la cruzada de alfabetización en 1980 y el testimonio en primera persona de la guerra entre sandinistas y contras que desangró Nicaragua durante casi una década.
Asistieron las poetas Gioconda Belli, Clarivel Alegría, así como los cantautores Norma Elena Gadea y Luis Enrique Mejía Godoy. Los papás adoptivos
de Selser durante la campaña de alfabetización, que movilizó durante seis meses a miles de jóvenes a las zonas más recónditas de Nicaragua, estaban en primera fila en el auditorio de la Universidad Centroamericana (UCA) de esta ciudad.
El libro es una mezcla atractiva de prosa periodística directa y acerada y prosa literaria, evocadora y nostálgica
, expresó el ex vicepresidente de Nicaragua.
La narración de la historia personal
de Gabriela Selser es su mejor tributo
, porque nació del recuerdo de las vivencias directas con diferentes protagonistas de la revolución desde la participación como alfabetizadora y corresponsal de guerra, en años posteriores, afirmó Ramírez.
El libro se aleja del discurso, sea este favorable o contrario a unos hechos que hoy, para alguien que los vivió, sólo merecen ser contados desde la lumbre que brota del rescoldo de la memoria, y no de los prejuicios
, afirmó.
Que el pasado no se haga ceniza jamás
Las emociones se dispararon con la participación de Luis Enrique Mejía Godoy y Norma Elena Gadea, quienes interpretaron Nicaragua Nicaragüita, especie de segundo himno nacional, con un público de pie, aplaudiendo. Mejía Godoy dio a conocer además una canción inédita, Por eso vivo, basada en una entrevista a Selser sobre Banderas y harapos.
Qué honor poder compartir nuestras canciones y hacer posible que el pasado no se haga ceniza jamás y nos sirva para replantearnos sueños
, añadió. El dolor, las heridas de guerra aún no sanadas, el duelo y la responsabilidad de cara al futuro del país fueron los temas recurrentes de quienes, más que preguntar, expresaron sus ansiedades y emociones en el momento de intercambio con la autora. En su intervención, Irwing Dávila, militar retirado, resumió: Tengo una mezcla de emoción, sensaciones de alegría, rabia, tristeza y nostalgia... Vimos morir a demasiada gente y es muy difícil superar esos momentos
. Al final, todos tenemos una historia que contar
de esos años marcados por la guerra, añadió.
Otro de los presentes pidió la publicación de los nombres de las víctimas mortales de ambos bandos para crear una verdadera historia
y sanar las heridas de las familias que perdieron a sus seres queridos.
Pese a que la guerra llegó a su fin en junio de 1990, en el país no se ha hecho nada por sanar las heridas
, dijo la sicóloga Martha Cabrera, quien participó en el conversatorio.
La revolución sandinista fue un proyecto de vida
para quienes depositaron sus esperanzas en él. Selser, actual corresponsal de la agencia Dpa en Nicaragua, llegó en 1980 al país por un periodo corto, pero se enamoró de él y ha vivido aquí en las últimas tres décadas.