A partir de que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) deje de operar se da la oportunidad para que las autoridades locales y federales desarrollen museos, centros educativos y hospitalarios, así como recreativos, y no complejos inmobiliarios o comerciales, coincidieron especialistas en la materia.

Entre las opciones están que se construyan universidades públicas y escuelas de aviación para la formación de pilotos y controladores de tráfico, así como en mantenimiento de aviación. En México la oferta e infraestructura en aviación es pobre, obsoleta, de tal manera que se podría reformular para que crezca y tenga instalaciones amplias y dignas, señaló Edmundo Barrera, director de la Facultad de Ingeniería de la Universidad La Salle.

También sería idóneo, aseveró, que se construyera un museo del transporte aéreo. “México es el cuarto país con más antigüedad en aviación. Inició sus operaciones aéreas de manera formal en 1921, de tal manera que es un ícono en este tema. Una tercera opción es que el actual AICM sea una terminal remota para el nuevo, ya que en su primera etapa va a tener muchas deficiencias en materia de accesibilidad.

Una terminal remota que estuviera muy bien compuesta para que los usuarios no tuvieran que ir hasta Texcoco a despedir a sus familiares, sino que los dejen en éste y de ahí, con un buen sistema de transporte terrestre o ferroviario, trasladar al pasajero hasta la terminal final de embarque.

A principios de este año, autoridades del gobierno federal y de la Ciudad de México tuvieron algunas diferencias por los terrenos del AICM, aunque ambas partes señalaron que se coordinarán respecto de las decisiones que se tomen sobre el futuro de las más de 700 hectáreas donde se ubica la actual terminal aérea.

Álvaro Porcuna, geógrafo por la Universidad Complutense de Madrid y director de soluciones urbanas de Ikusi, aseveró que debe despolitizarse este tipo de proyectos. Las autoridades tienen que pensar bien qué es lo que quieren, estudiarlo, y hay que generar propuestas consensuadas con la población de la zona.

El especialista –que participó en Ciencias y Humanismo, la pasada reunión general de la Academia Mexicana de Ciencias– agregó que todos los días miles de personas del oriente de la ciudad se desplazan hacia el centro o el poniente para trabajar o estudiar.

“Que mejor se desarrolle toda una serie de servicios visibles, pensados y diseñados para toda la gente que vive ahí. Se generarían empleos, contarían con servicios educativos y de salud y además un gran parque. Lo que aquí importa es que se tome en cuenta la opinión de los habitantes, qué es lo que quieren en esas hectáreas que serán desocupadas cuando el AICM apague las luces.

La solución a los problemas ambientales de la Ciudad de México es precisamente disminuir el tráfico, en vez de mitigarlo, y eso se logra evitando que toda esa gente se desplace largas distancias. De hecho también se podría generar un gran parque metropolitano, pero acompañado de toda la infraestructura que comenté. Se tienen que hacer propuestas sustentadas con estudios. Lo que no puede ser es que cada uno diga lo que quiere que se haga sin antes consultarlo, reiteró.