Para Stuart Milk, sobrino de Harvey Milk, uno de los íconos estadunidenses de la lucha por los derechos humanos de la comunidad lésbico, gay, bisexual y transgénero (LGBT), es importante que el presidente Enrique Peña Nieto sea firme en su iniciativa de ley para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo, aun si no tiene todo el apoyo de su partido en el Congreso.

De visita en México, donde se reunió con organizaciones LGBT y asistió a un congreso en la materia que se realizó en Cuernavaca, Morelos, consideró relevante que el mandatario hable sobre el tema y continúe dando su apoyo público a la propuesta, pues debe mostrar liderazgo más allá de la popularidad.

De 55 años, Stuart Milk es presidente de la fundación que lleva el nombre de su tío y un importante activista que ha trabajado con movimientos en América Latina, Europa y Asia. Por su labor ha sido galardonado con diversos premios.

En entrevista con La Jornada, se refirió al debate suscitado en el país a propósito de la propuestadel Ejecutivo sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo (que no aparece como prioridad en la agenda legislativa del PRI), y destacó que la intolerancia de la derecha a esas iniciativas proviene del miedo al otro y de que quienes son parte de ese sector de la sociedad creen no conocer a personas lésbico-gays.

La mayoría de quienes participan en las marchas llamadas profamilia lo hacen porque no saben que protestan contra alguien que conocen. Por eso es importante que quienes son LGBT salgan del clóset en sus diferentes ámbitos sociales, para que se vea que no se está reprimiendo una idea, sino a una persona, explicó.

Este mensaje de aceptación no sólo debe ser para la población LGBT, sino para todo tipo de minorías, dijo el luchador social, quien por conducto de la fundación ha promovido la lucha y el legado de su tío –asesinado en 1978–, por el cual en 2009 se le entregó post mortem la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.

Milk agregó que el movimiento de la derecha llamado profamilia no es exclusivo de México, también está presente en otros países del continente americano, como Argentina, Perú y Brasil. Frente a esta situación retomó las palabras de Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos, en torno a que la lucha por la libertad nunca termina y siempre hay que estar vigilantes de ella. Esto es algo que comparten las minorías, subrayó.

El activista resaltó que es importante ganar la batalla semántica y no permitir que la derecha se adueñe del término familia. Igualmente planteó que debe enseñarse a la ciudadanía desde la infancia que la diversidad es buena para los países.

Sobre la masacre de Orlando, Stuart Milk expuso que no fue sorpresiva porque la homofobia persiste, pero lo que sí fue sorprendente fue la solidaridad mundial. Desde manifestaciones multitudinarias hasta pequeñas expresiones en países como Australia, Gran Bretaña y Vietnam, enfatizó.

Añadió que hubo una respuesta global contra la matanza y el señalamiento de que eso no debe volver a ocurrir. Sin embargo, de lo sucedido no se puede culpar a un grupo peligroso, sino a la sociedad en su conjunto, porque hace falta que permee en ella el concepto de inclusión.

Por último, insistió en su llamado a que las personas lésbico-gays salgan del clóset, pues mientras sigan invisibles el miedo al del otro lado continuará, por muchos adelantos tecnológicos que existan en la actualidad. Si la gente no se relaciona a escala personal con alguien de la comunidad, no importa cuánto avance haya, no habrá empatía con esa persona.