mitieron una licitación para explorar y sacar hidrocarburos en superficies 14 veces mayores que las incluidas en anteriores convocatorias.
Antes se entregaban zonas en el mar, pero la entrega ahora es en tierra. Cada vez le queda menos a Pemex y, claro, garantizan que la caída de la producción petrolera de la empresa siga y hasta se acelere.
La entrega ya no es regional como en otros casos, abarca las principales regiones petroleras, e incluye el gas natural. Comprende Chiapas y Tabasco, Tamaulipas y Nuevo León, donde está Burgos, entregado por un gobierno panista que ya está en fase de declinación. Para cuando se terminen sus contratos van a devolver los puros restos.
Los funcionarios aclaran que los tramos de terreno a ser entregados son 14 veces mayores que los de anteriores concursos.
En el sureste, dicen los funcionarios que harán consultas con las poblaciones indígenas. Ya sabemos por experiencia, y por la ley del actual gobierno, que si no se someten por la buena
, serán expropiados.
Una de las consecuencias de esta política es que sigue la baja en la producción y exportación de crudo y gas, y aumenta la importación de gasolina.
Como vemos, en este campo y otros de los que hemos hablado se vive un proceso de entrega progresiva de la industria. Se empezó vendiendo las petroquímicas, las de mayor rendimiento económico, y se sigue con lo demás.
Esto ha provocado un descontento creciente en el medio de los trabajadores y profesionistas petroleros.
El jueves pasado, en un mitin frente a la Secretaría de Energía, hablaron representantes de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (UNTyPP), la Unión Nacional de Petroleros Jubilados, la Coalición Nacional de Petroleros (Conape) y el Comité Nacional de Estudios de la Energía (CNEE).
La síntesis de lo planteado ahí fue la siguiente:
La reforma energética ha sido un desastre para los mexicanos, que cada vez pagan más caras las tarifas de luz, gas y gasolina, pero también para Pemex, cuya situación financiera empeora y, para los trabajadores de ese organismo, quienes ven retrocesos en su contrato colectivo, que afectan la atención médica, y tienen la permanente amenaza de los despidos masivos de la empresa.
Exigieron del gobierno federal detener el desmembramiento de la industria petrolera, provocado por la entreguista y depredadora reforma energética
, y parar los daños al pueblo y a los trabajadores.
Condenaron en general los despidos injustificados de petroleros, el cierre de clínicas y la falta de medicamentos. También que en la revisión del contrato colectivo se aumentaron cinco años al tiempo para jubilarse, a 30 años trabajados y 60 años de edad.
Es evidente que son justas estas reclamaciones. Pero los beneficios de Pemex van a las trasnacionales, a los cuates
nacionales y a los funcionarios por concepto de mordidas
.