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La escritora dio a conocer su nuevo poemario Deche bitoope/ El dorso del cangrejo

Natalia Toledo lanza muchas ráfagas de intensidades

Fue una noche de poesía y de reconocimiento a su quehacer en favor de la lengua y la cultura zapotecas

La velada permitió la denuncia: Víctor Cata no pudo acudir porque asesinaron a su hermano; Juchitán padece a la delincuencia organizada y los políticos corruptos, dijo la autora

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Natalia Toledo en la presentación de su poemario bilingüe zapoteco/español publicado por la Editorial Almadía. Durante ese acto, la autora leyó algunos de sus poemasFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de agosto de 2016, p. 9

El tráfico que agobia la zona de Polanco un día sí y otro también no impidió que decenas de personas se dieran cita en una librería para escuchar a Natalia Toledo en la presentación de su nuevo poemario Deche bitoope/ El dorso del cangrejo.

La noche amenazaba lluvia, que no llegó, y las sillas colocadas en el piso superior de El Péndulo fueron insuficientes. Todos sentados. Varios más de pie. Y en medio el calor que un ventilador de techo no logró mitigar.

La noche fue de poesía, de reconocimiento a la obra de la poeta y narradora juchiteca, a su trabajo en favor de la lengua y cultura zapotecas. Pero también fue una noche de denuncia ante la ausencia de uno de los presentadores invitados, el narrador, investigador y lingüista Víctor Cata, quien perdió a su hermano debido a la violencia.

Antes de leer sus versos, publicados en zapoteco y castellano, Natalia explicó: Víctor no pudo acudir porque asesinaron a su hermano. Juchitán está en un momento triste, de inseguridad; estamos en medio de la delincuencia organizada y de políticos corruptos que están hermanados casi con esta gente. Lamento que Víctor Cata no esté aquí, y agradeció al músico Feliciano Carrasco y a la poeta juchiteca Rocío González por acudir.

Carrasco fue el primero que tomó la palabra. Leyó el texto que Víctor Cata envió para la presentación: “Con su dorso de cangrejo, Natalia desata la palabra, abre las puertas del corazón, ahuyenta la noche que hay en el alma, quiebra las sombras que viven en los ojos, para que desde la cabeza hasta la nalga y desde la cara hasta la espalda miremos la poesía de la gente nube.

“(…) La poesía de Natalia brota de una tristeza soterrada, es la tristeza de la que nos habla Steiner: en la existencia humana hay una tristeza prístina, base del conocimiento y la conciencia. La hermana siamesa del pensamiento es la melancolía. Y la dicha tristeza y la dicha pesadumbre son asimismo creativas. Fuimos creados entristecidos (…) Natalia no elude sus tradiciones, no puede; las ama y las odia, es un pandilla que va de la fascinación al desencanto.”

Ternura llena de ironía

La poeta Rocío González, la mejor amiga de Natalia Toledo, listó las 10 cosas que no sabías de Natalia Toledo y una decena más sobre Deche bitoope.

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Natalia Toledo ideó la portada del libro: este tatuaje en la espalda de una chica, que hizo el Dr. Lakra, seudónimo de Jerónimo, su hermano. Esa joven estaba entre el público que acudió a la librería El PénduloFoto Marco Peláez

A Natalia le gusta Johnny Depp, es más tierna de lo que admite, aunque su ternura está llena de ironía, “su primera y gran ausencia fue a los ocho años, su primer libro se llama Paraíso de fisuras”, ha viajado por numerosos países y uno de los más significativos fue India, hacía diez años que no publicaba un libro de poesía, aprendió a hablar en zapoteco mientras iba con su canastita a vender cocadas u otros dulces que su abuela Áurea preparaba, es fanática de los masajes, las sobadas, o las limpias; tiene varias gracias: además de la poesía es una cocinera excelente, diseñadora de ropa y joyas, impulsora de la lengua zapoteca a través de su taller El camino de la iguana, junto a Víctor Cata, y “su mejor amiga se llama Rocío González… y soy yo”.

Respecto del libro estos son algunos de los detalles desconocidos: La portada es idea de Natalia, un tatuaje en la espalda de una chica que hizo el Dr. Lakra, seudónimo de Jerónimo, su hermano (la mujer con ese tatuaje estaba entre el público), comienza descubriéndonos su mundo, el que habitó de niña, Natalia tiene, en su poesía y en la vida, un humor lépero que también es parte de la cultura y que a ella le permite decir lo que sea con tanta gracia; Todas sus referencias zapotecas, sus orígenes y su memoria, Natalia las despliega con exactitud y originalidad: son cosas que se saben y se practican.

Muchos de los poemas de Natalia son breves: ráfagas de intensidades, sin embargo el último del libro es más largo, tiene otra respiración, y otro ritmo, nos lleva a hacernos preguntas, de esas que dan cuenta de lo que somos y hemos sido, búsqueda existencial del origen y su despliegue.

Y entonces Natalia leyó en zapoteco primero y en castellano después algunos de los poemas que forman el libro publicado por Almadía. Y su voz fue llenando la sala, donde muchos compraron ejemplares con la esperanza, cumplida, de que la poeta se los dedicara.