La corredora D’Agostino ya no podrá participar tras una caída
Jueves 18 de agosto de 2016, p. 3
Río de Janeiro.
Hay ciertas cosas que parecen no cambiar en el atletismo de los Juegos Olímpicos. Un keniano ganando otro oro en la carrera de 3 mil metros con obstáculos. Conseslus Kipruto, de 21 años, plata en los Mundiales de Moscú 2013 y Pekín 2015, logró ayer el título de la prueba y batió el récord de la justa con 8.03.28 minutos.
El africano superó a su compatriota y dos veces campeón olímpico Ezekiel Kemboi, quien se quedó con el bronce, y aseguró la novena dorada consecutiva para Kenia en la prueba. Pero luego apareció la polémica porque Kemboi fue descalificado
La Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) concedió la medalla del tercer lugar al francés Mahiedine Mekhissi, quien había sido cuarto.
La razón que arguyó el organismo fue que el keniano, de 34 años, oro en Londres 2012 y cuádruple campeón mundial, tras pasar el foso de agua, puso un pie afuera de la pista.
La plata fue para el estadunidense Evan Jager (8.04.28).
Por otra parte, en su debut en Río, la sudafricana Caster Semenya ganó sin dificultades su eliminatoria de 800 metros, al igual que el británico Mo Farah, en 5 mil.
Semenya, favorita para llevarse el áurea, avanzó a la final y se fue del estadio sin hablar con la prensa. Sus rivales, en cambio, tenían mucho que decir y varias admitieron que preferirían que a ella no se le permitiese competir con las mujeres.
Algunas atletas sospechan que la sudafricana no es la única corredora de 800 que es hiperandrógenica, condición que hace que las mujeres produzcan niveles inusualmente altos de testosterona, hormona que promueve el crecimiento muscular y que es más abundante en los hombres que en las féminas.
La corredora de los 5 mil metros Abbey D’Agostino, quien ayudó a otra a terminar la prueba luego de que ambas chocaran accidentalmente y rodaran por el piso, se rompió los ligamentos de una rodilla y no volverá a competir en Río. Dijo que ya no correría esta temporada.
El pasado martes la estadunidense cayó al piso tras tropezar con la neozelandesa Nikkii Hamblin. Se levantó y en lugar de seguir corriendo fue a ayudar a su rival al ver que ella seguía tirada y la alentó a seguir.
D’Agostino fue sacada de la pista en una silla de ruedas.
Las autoridades decidieron que las dos corredoras podrían participar en la final del viernes, pero D’Agostino no está en condiciones de hacerlo.