Cisma en el gabinete
Cambios en puerta
Se alista un remedio peor
or si fuera poco, ahora las historias de ambición se anuncian como un nuevo problema para el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. Su gabinete está profundamente dividido y los amigos de antes son los enemigos de ahora, y las divisiones de siempre hoy son mucho más profundas que hace apenas medio año.
Todos se miran con recelo y el trabajo en equipo ha desaparecido; cada uno quiere demostrar que es mejor y los eventos que organizan tienen, casi siempre, un doble fin: primero, demostrar al jefe de Gobierno que ellos son la mejor opción si de conseguir a un sucesor se trata, y después, beneficiar a algún grupo de la población.
El asunto es que a falta de un jefe de gabinete que ponga orden entre los grupos, los golpes bajos, el fuego amigo, cada día crece más, y sin el manotazo en la mesa que obligue a que nadie rebase los límites de las formas políticas que ha fijado Miguel Ángel Mancera, parece que cada quien hace lo que se le pega en gana para promoverse o para atacar a alguno de sus compañeros
que pudiera ser su competidor.
Todo esto, aunado a la posibilidad de que un terremoto interno diseñado por Miguel Ángel Mancera obligue a un reacomodo de personajes dentro del gabinete, cuando menos ha ido enconando los malos humores de los funcionarios y muy pocos guardan serenidad frente a la locura, y lealtad al jefe de Gobierno, quien, por si no lo saben, toma en cuenta cada uno de los hechos de cada uno de los miembros de su equipo.
Hay quien dice que las decisiones ya están tomadas, pero otros, los menos, advierten que no hay claridad en cuanto a los cambios o las sustituciones que deberán suceder; pero, sea como sea, el lapso que ha transcurrido sólo ha servido para poner más nerviosos a los protagonistas de las guerras tempranas, y para que se endurezcan las posturas de cada uno de los grupos.
Por eso, por fuera de la muy cuestionada Secretaría de Gobierno, donde los cambios parecen inevitables, ya hay quien empieza a retomar el timón para tratar de poner orden en una tripulación desbalagada. El manotazo sobre la mesa no tarda, así que más vale cambiar de marineros que dejar que el barco se hunda, ¿verdad?
Es más, hay quien asegura que los cambios que se supone ocurrirán podrían ser peores que lo que ahora se tiene, y lo dicen porque al equipo de gobierno se ha sumado, desde hace algunos días, el ex presidente de la Coparmex en la Ciudad de México, José Luis Beato, personaje que pone otra vez en entredicho el rumbo del gobierno, y adelanta un tanto la pérdida de brújula que se vive en el gabinete del gobierno de Miguel Ángel Mancera. Aguas, los tiempos ya no permiten errores. Por eso, un jefe de gabinete con mando, experiencia y a quien se le respete en el gobierno parece urgente.
De pasadita
Claro que a nadie debería sorprender que el diputado local del PRI Israel Betanzos pida a Enrique Peña Nieto que militarice las calles de la Ciudad de México. Sólo en una mente como la de ese diputado puede caber tal cosa, pero lo que sí es de hacer notar es que el PRD y Morena salieron de inmediato a frenar la locura del priísta. Si las izquierdas caminan juntas para impedir cosas como la que les platicamos, bienvenida la unión, se requiere.
Es más, si en las luchas por combatir las decisiones injustas de cualquier lado político los dos partidos se unen, la gente sabrá que su voto por la izquierda en esta ciudad ha sido escuchado y que importa más que las rencillas partidistas, que bien pueden esperar.