Con el lema hacer visible lo que la ciudad no ha querido ver, indígenas de diferentes etnias tomaron ayer las calles para exigir al gobierno capitalino su inclusión en la nueva constitución, con la finalidad de tener derecho a vivienda, educación y empleo, y cesen los despojos de sus sitios de trabajo.

En una marcha, que inició en el Monumento a la Revolución y concluyó en el Zócalo, denunciaron que desde hace varios meses han sido objeto de actos de represión para quitarnos del camino y dejar los lugares al sector privado, sin importar que son nuestra fuente de ingreso.

Ataviados con la vestimenta de la etnia a la que pertenecen, mazahuas, purépechas, ñañús, rarámuris, yaquis e integrantes de alguno de los 143 pueblos y 91 barrios originarios de la ciudad de México, exigieron su inclusión en la Asamblea Constituyente.

Fabiola Poblano, en su calidad de constituyente electa, afirmó que es tiempo de incorporar en la constitución de la Ciudad de México los derechos que respondan a las demandas de este sector y dejar de ser invisibles, así como discriminados.

Los señalamientos a nuestro origen, color de piel o forma de vestir ha impedido que muchos indígenas acepten su procedencia y no exista un censo real de cuántos somos en la ciudad, aunque se habla sólo de 5 mil a 7 mil, comentó a su vez María Macario Salvador.

Tras dar una vuelta a la Plaza de la Constitución, los músicos hicieron sonar sus caracoles, flautas y tambores, y realizaron una ceremonia a los cuatro vientos con incienso, antes de entregar una carta con sus demandas al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, con la esperanza de ser considerados en el documento que entregará en septiembre próximo, dijeron.