Islamabad.

Al menos 70 personas murieron este lunes en un atentado con bomba frente a un hospital en la ciudad de Quetta, en Pakistán. La mayoría de las víctimas eran abogados que se habían reunido para despedir a Bilal Anwar Kasi, un letrado asesinado a tiros horas antes, informó el ministro de Salud de la provincia de Baluchistán, Rahmatullah Baluch. El Estado Islámico y el talibán en Pakistán se adjudicaron por separado el ataque.

Fuentes cercanas a la milicia Estado Islámico (EI) aseguraron a Dpa que el grupo es responsable del ataque, el primero en la provincia suroccidental de Baluchistán, la más grande de Pakistán, rica en minerales y una de las más inseguras. La agencia Amaq, órgano de propaganda del EI, aseguró más tarde que el atentado fue perpetrado por uno de sus miembros.

Más tarde, también un portavoz de Jamaatul Ahara, vinculado al grupo paquistaní Tehereek-e-Taliban, declaró vía correo electrónico que su facción aceptaba la responsabilidad del atentado en Quetta y amenazó con más ataques hasta que se imponga un sistema islámico en Pakistán.

Además de las víctimas mortales hay unos 200 heridos. Solamente en el hospital militar había 120 heridos ingresados, la mitad en estado grave.

Según la policía, el atacante suicida hizo estallar unos ocho kilos de explosivos.

Los abogados y periodistas se habían reunido de manera espontánea frente a la clínica a modo de duelo por la muerte del presidente de la asociación local de abogados, Bilal Anwar Kasi, que había sido asesinado a tiros a primera hora de la mañana.

El presidente Mamnoon Hussain y el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenaron en duros términos el ataque. El gobierno provincial decretó tres días de duelo.

El secretario general de la organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, condenó el atentado terrorista, y calificó de particularmente abominable el hecho de que fuera dirigido contra un grupo de personas en duelo.

La Unión Europea dijo que no había justificación para estos actos de terrorismo.