La lactancia es algo maravilloso, dice Marisol Luna Contreras; mamá del pequeño Octavio, de tres meses. Pero hay que respetar a las madres que deciden no amamantar, no hay que satanizarlas, considera. Si bien para ella ha sido una experiencia gratificante, entiende que hay obstáculos que impide a algunas darle pecho a sus hijos.

Uno de ellos es –cuando regresan a trabajar– la falta de un espacio en el que puedan alimentarlos o extraerse la leche. Marisol Luna participó ayer en la quinta Fiesta Mexicana de la Lactancia, en la que Isabel Crowley, representante del Fondo para la Infancia de Naciones Unidas (Unicef), llamó al sector empresarial a crear lactarios en el lugar de trabajo.

En la inauguración del festejo, que la Unicef organizó por segundo año en el Bosque de Chapultepec, Crowley recordó que los índices de lactancia en México subieron de 14 a 30 por ciento. Sin embargo, tenemos que seguir redoblando esfuerzos para que por lo menos 80 por ciento de los niños tengan los beneficios de la leche materna y así, una mejor salud y nutrición.

Por cada dólar que las empresas invierten para apoyar a sus trabajadoras con el fin de que puedan amamantar a sus bebés hay una retribución de tres, afirmó en entrevista Matthias Sachse, oficial de Salud y Nutrición de Unicef. Desempeñan mejor su trabajo, mejoran la productividad y se mantienen por más tiempo, lo que ahorra gastos por movilidad de personal.

Es necesario informar a las mamás de los beneficios, pero también a los jefes, a los papás y al personal de salud, consideró Sachse. Y ese tema también puede ser un problema. Marisol Luna y su esposo, Ulises Flores, buscaron datos sobre la lactancia después de que nació Octavio. Hubiera sido mejor hacerlo antes, lamenta el papá.

Sin embargo, cuando comenzaron a investigar se toparon con opiniones contradictoras. Por ejemplo, dos asesoras de lactancia me dijeron que no comiera cítricos. Y hoy, aquí, me recomendaron consumirlos. Hay una serie de mitos todavía.

Además, coinciden con Rosy Guerrero, presidenta de la Liga de la Leche, en que es necesario volver a construir redes de mujeres que se aconsejen y aprendan una de otra como se hacía antes.