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Desde el Otro Lado

Rashomon en Filadelfia

L

as historias que relatan lo sucedido en la convención demócrata recuerdan la historia de Rashomon, llevada a la pantalla por Akiro Kurosawa: varias personas presencian un evento y la descripción que cada una de ellas hace del mismo es diferente, incluso contradictoria, según su visión del acto y del contexto en que ocurre. Es lo que se deduce de las interpretaciones que la opinión pública tiene de lo ocurrido en la convención, la mayoría de ellas filtradas por los medios que la cubrieron.

Los medios más serios coinciden en que el ritual mediante el cual Hillary Clinton fue ungida candidata a la presidencia estuvo a punto de naufragar, debido a la oposición de partidarios, porque ella representa un continuismo que va en contra de las ideas sociales que Bernie Sanders proclamó durante la campaña. No quisieron entender que 90 por ciento de propuestas del senador fueron incluidas en la plataforma demócrata. Sanders conminó a no exigir todo o nada y a solidarizarse con Clinton.

En el lado opuesto algunos conservadores moderados condicionaron su intención de apoyar a Clinton, siempre y cuando adoptara características que harían de ella una candidata más acorde con la realidad del país. Exigen una concepción menos materialista de los problemas de la sociedad, ya que no todos sus males tienen el origen en la pobreza. Además, es suicida pensar que los estadunidenses aceptarían el socialismo o lo que muchos entienden por ello. Sugieren que acepte haber cometido los errores que son el origen de la desconfianza y antipatía de sus detractores. Cada quien ve a la candidata desde una óptica diferente y quieren que actúe en consecuencia.

En la convención prevaleció la unidad. A ello contribuyeron los discursos de Bill Clinton y de Michelle Obama. Mención aparte merece el que pronunció Barack Obama, quien dio razones que explican por qué EU estrenará la primera mandataria en su historia. De ser electa, Clinton batirá records: primera mujer, primera abuela y primera esposa de un mandatario en llegar a la más alta posición en el servicio público de su país.

Hay, sin embargo, incertidumbre sobre el resultado de las elecciones. Clinton enfrentará serias dificultades durante la campaña. Una es esquivar el lodazal, que será la materia prima de su adversario. Pero tal vez la más importante es su capacidad y determinación para dar a su partido un nuevo perfil, acorde con las exigencias y necesidades de más de la mitad de la población estadunidense.