omo una gran cebolla, la Ciudad de México tiene muchas capas. En sus entrañas subyace la grandiosa Tenochtitlan; los siglos virreinales aparecen en múltiples construcciones, así como las huellas del pasado lacustre. Calles que en su traza conservan la memoria de las antiguas acequias; cuerpos de agua, reminiscencias de viejos lagos como el de Los Reyes, en Tláhuac; el crecimiento de la ciudad sobre haciendas y ranchos a partir de mediados del siglo XIX, y su conurbación con antiguas villas y pueblos; la modernidad
del siglo XX con los ejes viales, el Periférico, el Metro y el crecimiento urbano desmedido.
Todo eso se puede apreciar a detalle, capa por capa, en la Gran Maqueta de la Ciudad de México que se inauguró recientemente en lo que fue el Teatro de las Vizcaínas, atrás del prodigioso edificio barroco que alberga el viejo colegio del mismo nombre.
Se recuperó el espacio de una plaza que estaba en el abandono, con un parque jardinado con juego infantiles. Ojalá esto lleve a la utilización de las bellas accesorias de taza y plato
que pertenecen al colegio y que dan al jardín.
De vuelta a la maqueta, ésta mide cerca de 20 metros de largo por 13 de ancho, lo que la convierte en uno de los modelos arquitectónicos más grandes del mundo. Se utilizan 11 proyectores para plasmar imágenes que exponen la historia de la capital, su fundación, crecimiento y momentos históricos. Cuenta con 700 capas de información proyectadas de manera digital, lo que la convierte en un impresionante espectáculo audiovisual.
Desde unas gradas de madera podemos observar el desarrollo de la ciudad a partir de que llegan los primeros pobladores a la cuenca, el nacimiento de Tenochtitlan, hasta llegar al siglo XX. De la urbe de hoy podemos apreciar las líneas del Metro y del Metrobús, los sistemas de alumbrado, tuberías, drenaje, ciclovías, redes hospitalarias y áreas verdes. También aparecen momentos cruciales de la vida de la capital, como la matanza de Tlaltelolco y los Juegos Olímpicos en 1968 y los devastadores sismos de 1985.
Aparecen las 25 mil calles con sus construcciones en una escala de 1:2500 (cada centímetro corresponde a 25 metros cuadrados). Alrededor de 70 especialistas en urbanismo, arquitectura, multimedia y otras áreas realizaron un notable trabajo multidisciplinario para lograr una reproducción exacta de la capital. Se utilizaron 23 bases de datos de instituciones como la Mapoteca, la Universidad Nacional Autónoma de México y Colegio de México.
Al concluir el espectáculo audiovisual le dan al público 15 minutos para acercarse a observar a placer la magna maqueta. Después se accede a otra gran sala donde una serie de pantallas interactivas permiten tener más información sobre la historia, infraestructura, estadísticas y datos puntuales de las delegaciones.
La plaza se encuentra sobre el Eje Central, casi enfrente de la Fuente del Salto del Agua. De entrada a la plaza hay un estacionamiento y al fondo se encuentra el llamado Centro Multimedia Futura CDMX: en palabras sencillas, el edificio que alberga la maqueta. El ingreso es cada hora por grupos.
Le conviene llegar temprano, comprar su boleto e irse al número 24 de la cercana calle Regina, que es un deleitoso paseo peatonal. Ahí se encuentra con la grata vista del jardín vertical del restaurante escuela del Claustro de Sor Juana, el Café Regina, la casa del waffle.
Los dueños son un grupo de artistas de distintas nacionalidades que en el pequeño y acogedor espacio ofrecen los auténticos waffles belgas. Acompañados de un excelente café se pueden degustar dulces, salados o combinados, todos exquisitos.
La vocación artística de los dueños se aprecia en los muros que constantemente muestran obras de arte. Las últimas semanas se ha podido admirar una magnífica exposición de fotografías de Gloria Quirarte, que nos acercan los rostros de varios Centros Históricos.