Las importaciones de maíz para este año se calculan en 16 millones de toneladas, cinco millones más que en 2015, debido a una baja en la producción por el cambio climático, los recortes de presupuesto a programas de estímulo a la producción dirigidos a pequeños y medianos productores, y por la falta de una atención certera de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), dijo Juan Pablo Rojas, dirigente de la Confederación Nacional de Productores de Maíz de México (Cnpamm).

La situación es preocupante, pero el gobierno está más pendiente de lo que sucede en los partidos políticos y en la sucesión presidencial que en atender al sector primario que no exporta, abundó.

Expuso que en diversas regiones del centro y sureste del país se ha dejado de producir por los altos precios de los agroquímicos y fertilizantes y la falta de infraestructura. Tenemos información que Estados Unidos ya tiene comprometida la venta de 12 millones de toneladas y que de tres a cuatro millones de más serán importadas de Sudáfrica y de Ucrania.

Agregó que está iniciando el ciclo primavera-verano, por lo que la agrupación que preside no tiene información de la superficie sembrada ni de las estimaciones de la cosecha, pero desde el año pasado lanzó la voz de alerta en torno a la baja producción y el aumento de importaciones. El promedio nacional de producción ha sido de casi 22 millones de toneladas frente a un consumo que aumentó a 35 millones, por ello, la organización propuso un cambio en la planeación, se revisará el proceso de comercialización y respaldará a los productores para la instalación de bodegas, a fin de evitar que vendan su cosechas a intermediarios y acaparadores.

En este momento, en muchas comunidades no hay maíz ni para el autoconsumo, el grano está en manos de los acaparadores; en tanto los recursos para la comercialización destinados a la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (Aserca) se han utilizado para pagar las deudas que desde hace dos años se tienen con los productores del norte.

Hasta el momento, el gobierno no tiene un plan B para reducir las importaciones del grano, abundó.