Sin Cristiano, Portugal recobró el juego colectivo
Matías Almeyda se apodera de Chivas
ara todos aquellos que aman y quieren al futbol –como decía Ángel Fernández–, la final de la Eurocopa fue otra demostración de que se trata de un deporte en el que nunca se debe descartar el factor sorpresa, esto es, el triunfo de David sobre Goliat.
Fue, también, el ejemplo de que el balompié es un juego colectivo que va más allá de las individualidades, por grandes que parezcan.
Si en el minuto 24 –ante la salida en camilla de Cristiano Ronaldo–, todos pensaban en la coronación de Francia, los astros (en este caso los futbolistas portugueses) se fueron acomodando para una de las victorias más sorpresivas del torneo continental.
Ante la salida de la estrella que acapara reflectores, que inclusive regaña a sus compañeros cuando no le dan el balón, Portugal recordó por mera necesidad que el balompié es un juego de conjunto. El equipo luso dejó de depender del crack del Real Madrid y conforme transcurrieron los minutos creció su esperanza en la misma proporción en que fue aumentando la presión en el rival, que tenía todo a su favor para coronarse.
Chile demostró en la Copa América Centenario que se puede anular al mejor jugador del mundo cuando todos los jugadores apuntan a la misma dirección. Quedó para la historia esa fotografía tomada desde las tribunas en la que se observa a un solitario Lionel Messi rodeado de nueve chilenos. La Roja ganó sobre todo por su juego colectivo, que ayer el cuadro portugués fue encontrando conforme transcurrió el encuentro y logró mantener el cero en su portería, sobre todo por tres lances impresionantes de su portero Rui Patricio.
A Francia todo lo que tenía a favor se le volvió en contra. Muchos le criticaron que hasta ya había preparado el autobús en el que circularía este lunes por Campos Elíseos como campeón de su Eurocopa.
No fue una final brillante. Por momentos, hasta aburrida. Si hubiera sido un partido normal, más de uno le hubiera cambiado de canal. La imagen de Luis Figo bostezando en los palcos fue el fiel reflejo de lo que sucedió en el primer tiempo.
Sin embargo, los minutos finales resultaron emotivos, como lo fueron varios partidos de esta Eurocopa: tediosos en 80 minutos y rescatables en los últimos 10.
Portugal fue de menos a más. Sólo ganó un partido en los 90 minutos; el resto lo hizo en tiempos extras y penales. Y ayer, en el Stade de France, tuvo su primer disparo a la portería al minuto 79. Su triunfo es histórico, pero no será uno de los grandes campeones de esta competencia.
Lo que sí será recordado son las lágrimas de Cristiano y la infaltable comparación con las de Messi dos semanas antes. El portugués había llorado en 2004, al perder la final en casa ante Grecia. El futbol le dio la revancha, pero para disminuir su ego su equipo ganó estando él en el banquillo y dando indicaciones a sus compañeros.
Los aficionados mexicanos vieron con ilusión el ingreso de André-Pierre Gignac al 77 y ahogaron el grito de gol en el minuto 91, con su disparo al poste. Algunos lo calificaron de una falla, pero pareció más un acierto luego de haber realizado un recorte en el área.
Siempre que se acaba un torneo importante, queda en los fanáticos la sensación de vacío. Sin ánimo de comparar, por supuesto, pero la buena noticia es que el balompié mexicano empezará el próximo viernes.
Más allá del armado de los equipos, lo más importante hasta ahora es que el Guadalajara dejó la televisión pública y se mudó a la Internet, en una apuesta arriesgada de Jorge Vergara, quien por supuesto sigue viendo el futbol como un mero negocio.
Es de aplaudir que poco a poco el duopolio televisivo que controla nuestro balompié vaya perdiendo poder, pero tampoco es para festejar cuando el que tiene que pagar siga siendo el aficionado.
Las transmisiones de ChivasTV empezaron ayer, en el duelo ante Veracruz por el medio boleto a la Copa Libertadores 2017. El tiempo dirá si Vergara encontró un filón de oro, pero lo que sí es de criticar desde ahora es que le entregó en forma incondicional el equipo al entrenador Matías Almeyda, quien sin importarle la tradición del Rebaño Sagrado copió el uniforme de su amado River Plate.