istinguido señor Presidente: dos días después de las elecciones del 5 de junio, usted expresó en una conferencia de prensa: Los gobernantes deben escuchar y atender el mensaje de los ciudadanos
, (La Jornada 7/6/16)); sin embargo, a partir de esa fecha su comportamiento y el de los funcionarios de su gobierno ha sido el opuesto.
En el diario La Jornada hemos estado realizando una consulta nacional, en la que al día de hoy han participado más de 29 mil personas en virtud al apoyo de las redes sociales. Son mexicanos que llevan a cabo todo tipo de actividades, tienen educación superior o al menos educación básica terminada y radican en todas las entidades del país y muchos en el extranjero, y, como usted lo podría constatar en consultas.jornada.com.mx, más de 93 por ciento de esta comunidad de mexicanos rechaza la reforma educativa impuesta por su gobierno, por considerarla inútil y lesiva para los maestros, en cuanto que viola sus derechos laborales (54.8 por ciento) o los hace responsables de la actual crisis en ese sector (36.3 por ciento); asimismo, para los niños y jóvenes que estudian (91 por ciento). Más aún, 93.6 por ciento piensa que su gobierno no ha hecho nada concreto para mejorar la enseñanza, y que su objetivo no es otro que privatizarla (84.9 por ciento).
Luego del asesinato de docentes y pobladores indefensos de Nochixtlán, en una de las regiones más pobres de Oaxaca, los funcionarios de su gobierno, incluidos los secretarios de Gobernación y de Educación, así como usted, han dado como argumento legal para mantener su imposición autoritaria, que sólo están cumpliendo con la ley, lo cual es ilegítimo en la medida que esa ley propuesta como iniciativa suya –como muchas otras que han sido, son y seguirán siendo lesivas al pueblo de México, al patrimonio nacional y a nuestra soberanía– fueron impuestas a espaldas de la nación y aprobadas por el Congreso de la Unión, siguiendo un proceso abiertamente violatorio de la Constitución, la cual en sus artículos 39 y 40 menciona claramente que la voluntad dimana del pueblo y se ejerce a través del Congreso, que debe actuar en su representación e interés, siendo claro que los miembros del Congreso avalaron esas reformas sin el consentimiento ni el conocimiento del pueblo.
Las acciones de esta reforma han generado una profunda crisis educativa, (opina 93.8 por ciento) percibida de manera clara por la mayor parte de la población instruida y comprobada por los hechos mismos, tal como las respuestas de la consulta lo indican: la prueba Planea aplicada a escala nacional en 2015, siguiendo la pauta de las evaluaciones realizadas anteriormente como pruebas Enlace, muestra un retroceso en el desempeño de los estudiantes, a los niveles alcanzados en 2009 (dato que la Secretaría de Educación ha intentado ocultar), en virtud de la desatención de los estudiantes, consecuencia del entorno amenazante en que han vivido los maestros, de la posible pérdida de su trabajo, a partir de evaluaciones, que nada tienen que ver con los procesos de enseñanza-aprendizaje, que constituyen la responsabilidad fundamental de ser maestros (95.7 por ciento, de acuerdo con la opinión de los participantes en la consulta).
Señor Presidente: una de sus facultades constitucionales es nombrar a los funcionarios que deben coordinar las funciones esenciales de su gobierno, para dar cumplimiento de los programas que inciden en el bienestar y el futuro de la nación, entendiéndose que deben ser personas idóneas para ello; la realidad ha demostrado que el señor Aurelio Nuño no cuenta con el conocimiento, la experiencia, ni las cualidades básicas para ocupar el puesto de secretario de Educación Pública, requisitos que tampoco cumplía el primer secretario nombrado por usted, en virtud de su propensión al alcoholismo y el conocido incumplimiento de sus compromisos. Todo ello se refleja en la opinión de los participantes de la consulta, que indican que su gobierno poco ha aportado a resolver la problemática educativa del país.
Luego de que la arrogancia del secretario de Educación diera lugar a la tragedia de Nochixtlán en Oaxaca, y antes que a ella se sumen otras en el país, en virtud del creciente enojo social contra su gobierno, es tiempo de que usted reflexione sobre su propia responsabilidad de lo que está sucediendo. En días pasados, Andrés Manuel López Obrador, quien es hoy una figura de relevancia nacional, le planteó de manera respetuosa la conveniencia y necesidad de dirigir su gobierno a una transición pacífica que le permita terminar su mandato con la tranquilidad de no haber llevado al país a un enfrentamiento trágico y estéril.
Nos queda a todos claro que Andrés Manuel López Obrador no es una persona de su agrado, como tampoco parecen ser los maestros disidentes, ni los más humildes de nuestro país; sin embargo, su alta investidura como primer mandatario de la nación, lo obliga a velar por el bienestar de la sociedad toda y a respetar las opiniones que difieren de sus particulares puntos de vista. Para la nación entera ha sido motivo de vergüenza que dos jefes de Estado, con los que nuestro país mantiene relaciones diplomáticas, le hayan hecho ver tales faltas de su parte; el primero, al decirle que él es populista en cuanto que está preocupado por el bienestar de la población, y el segundo, señalándole que es maestro, algo que usted desafortunadamente no podría afirmar, sin el riesgo de nuevas descalificaciones de la sociedad mexicana. Por mi parte, le ofrezco dedicar un artículo próximamente, para plantearle algunos de los temas que debieran ser revisados tanto en los planes de estudio, como para la actualización de los maestros.
Termino este articulo dirigiéndome ahora a quienes no han participado en esta consulta, a expresar en ella su opinión libre y voluntaria, con la seguridad de que este tipo de mecanismos, además de permitirnos conocer el sentir de un sector cada vez más importante de la población, habrán de constituir un recurso para que los gobernantes y congresistas tengan la oportunidad de actuar debidamente, conociendo la voluntad del pueblo.
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