Burdeos.

Alemania por fin rompió el maleficio y se instaló en semifinales de la Eurocopa tras eliminar a Italia en dramático partido, en el que prevaleció el empate 1-1 después de 120 minutos de partido. Todo se decidió en la muerte súbita (7-6 global), donde el guardameta germano Manuel Neuer paró el último tiro de Matteo Darmian.

La Mannschaft pudo vencer por primera vez a su bestia negra tras la increíble serie de 18 tiros de castigo y el triunfo la puso en la antesala de la final del torneo continental. Ahora enfrentará al ganador del duelo entre Francia y la Cenicienta Islandia.

El equipo del italiano Antonio Conte fue fiel a sí mismo, no tanto Alemania, pues alertada por el partido de España y temerosa de los contrataques de la azzurra, el técnico Joachim Löw decidió jugar igual que su enemigo y puso a tres centrales con la inclusión de Benedikt Höwedes y la exclusión de Julian Draxler.

Ante esta perspectiva, sólo podía salir un tipo de partido: táctico, como gustan calificarlo los especialistas.

La primera parte fue un partido de tenis, con la pelota viajando de un lado a otro del campo en un intercambio cortés entre ambas defensas. Los dos entrenadores no recriminaban las pérdidas en campo contrario, sólo las malas entregas en cancha propia.

Mientras, la afición de ambos equipos aplaudían los quites, a falta de otras alegrías estéticas.

En los minutos finales hubo más emoción con un cabezazo elevado de Mario Gomez, un remate de Thomas Müller que le salió blando y una doble oportunidad italiana con un despeje de Neuer, que contó en la continuación con un disparo de Stefano Sturaro, el cual sacó Jerome Boateng.

Tras el descanso algo cambió en Alemania. Intentó cuidar más el balón y al minuto 53 tuvo una buena opción con un disparo de Müller que Florenzi sacó bajo los palos en un acrobático esfuerzo. Era otra escuadra germana. Celosa en la marca, pero con un plan más interesante en el ataque.

La custodia del balón obligaba a los italianos a permanecer más tiempo cerca de su área y con eso disminuían sus opciones de armar contrataques. Conte comenzó a preocuparse.

No era para menos. El gol alemán llegó al 65. Gomez condujo el balón por una banda y dio buen servicio para la subida de Hector por la izquierda. Su pase atrás fue rematado por Mesut Özil para llevar el clamor a su hinchada.

Italia entró en estado de shock y Gomez tuvo la oportunidad de sentenciar el duelo al minuto 68 con un taconcito que contó con la vistosa intervención de Gianluigi Buffon, arquero que parece mentira que tenga 38 años.

Alemania se sentía cada vez más segura con el balón, ejerciendo aquello de tocar para defender. La mala noticia fue la lesión de Gomez al 70. Se retiró con problemas musculares entre enormes aplausos de sus seguidores y por él entró Draxler.

Sin embargo, hay dos cosas que nunca le faltarán a Italia: el orgullo que le da su escudo y su incomparable forma de castigar los errores contrarios. Al 78 tiró un centro al área y por el aire aparecieron las insensatas manos del germano Boateng. Fue penal y Bonucci lo transformó en gol.

Entonces Alemania entró en crisis, mientras la azzurra encontró en la anotación esa bomba extra de oxígeno que necesitaban los pulmones de sus futbolistas.

El miedo al error fue mayor a la tentación del riesgo y nada pasó en el tiempo añadido.

En los penales la moneda cayó del lado alemán. Manuel Neuer paró el último lanzamiento italiano, a cargo de Matteo Darmian, y Hector no perdonó ante el angustioso esfuerzo de Buffon, que cerca estuvo de pararlo.

Después del dramático triunfo alemán, el arquero Neuer dijo que a pesar de tener experiencia en tandas de penales, nunca había vivido algo como esto, una guerra de nervios.

Ya he estado en algunas series de tiros de castigo, pero con tantos lanzamientos fue diferente, algo dramático. Sabía que se nos dan bien esos tiros, pero cada partido es diferente. Uno no puede confiar siempre en eso, en que Alemania ganará si se llega a esta instancia, explicó.

El técnico de la selección italiana, Antonio Conte, expresó su pesar tras la derrota: La decepción en el vestidor era enorme. Realmente perseguíamos este sueño. El hecho de que la campeona del mundo cambiara su formación para jugar contra nosotros demuestra que tenía un gran respeto por nosotros.

Por su parte, el entrenador Löw trató de ser mesurado, al decir que era “demasiado temprano para festejar. Estoy contento con el pase a semifinales, pero el torneo no se terminó, esto continúa.

Recorrer el terreno del medio hasta los penales no es fácil y no podemos preparar eso en los entrenamientos, justificó después de que tres de sus tiradores fallaran, y puntualizó: Al final tuvimos suerte, pero durante el partido fuimos superiores.