Opinión
Ver día anteriorViernes 1º de julio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Sombría sombra ensombrecida
T

odas las jaurías del rey
a una estrada por el cuerno
del mayoral, van a salir otra vez
otra vez… señor arcipreste
otra vez, señor arcipreste… a
perseguir al ciervo…

León Felipe publicó sin copyright su poema La insignia. Quiso que 500 ejemplares de esta obra fueran arrojados en el aire de Valencia para que los multiplicara el viento. En el epílogo de este libro, este español del éxodo y el llanto escribió:

“La justicia vale más que un imperio, aunque este imperio abarque toda la curva del sol.

“Y cuando la justicia está herida de muerte y llama en agonía desesperada no podemos decir:

“Yo aún no estoy preparado.
La justicia se defiende con
una lanza rota
y con una visera de papel”.

Un año después editó en México El payaso de las bofetadas y el pescador de caña (FCE), poema trágico en el que León Felipe vuelve a enarbolar el evangelio quijotesco de la justicia natural. Este poeta, quien siempre habló desde el nivel exacto del hombre, dejó estas palabras: Cuando el odio se haya caído de nuestras miradas, de nuestro corazón, de nuestras manos, como un arma inútil, como una herramienta inservible, sobre las ruinas, el llanto y la sangre de España, aparecerá no un comunista, ni un fascista (ni un maestro, ni un policía), sino el hombre que ha buscado al hombre con más empeño en este mundo, por encima de todos las ideologías y de todos los partidos.

Creador genuino y dolorido el poeta sabía que el insulto salva cuando se tiene fe y su fe lo convirtió en un empecinado en busca de justicia.

Evoco a León Felipe, cuando negros nubarrones encapotan el cielo de Nochixtlán, Oaxaca. En este mundo de luz perdida, León Felipe cree, como don Quijote, en el concepto platónico de la justicia y quiere devolver la dignidad a las víctimas, cavar en el pecho del hermano para encontrarse a sí mismo.

Es una lástima que en el diálogo entre las autoridades de la Secretaría de Gobernación y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no se escuche la voz milenaria del agua, del viento y de la arcilla que nos ha ido formando a todos los hombres; es una lástima que los mismos Judas de siempre nos dejen de justicia desamparados, como decía Cervantes; es una lástima que demonios salidos de un mal sueño hagan de la justicia una sombría sombra ensombrecida.

El gran mal de nuestro tiempo es el miedo y la cobardía que integra e impide la creación y abrirse paso en la claridad de la conciencia (diálogo). Sin miedo, con mi lanza rota y mi visera de papel, pido justicia. Espero que mi clamor lo multiplique el viento.

“Si aquello que ha sido es lo
que será
y lo que se ha hecho se
volverá a hacer
Señor del Génesis y el
Viento, te lo devolveré todo
la arcilla y el polvo que me diste
vuélveme al silencio y a la sombra
al sueño (dormir) sin retorno,
a la nada infinita
No me despiertes más.”