Sao Paulo.

Un promedio de 29 niños y adolescentes de hasta 17 años son asesinados a diario en Brasil, reveló un estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) divulgado este jueves. El Informe de Violencia Letal contra Niños y Adolescentes en Brasil indica que la mayoría de las víctimas son de raza negra, de sexo masculino y mueren a raíz de disparos con arma de fuego.

Es un número brutal, extremadamente elevado, dijo el sociólogo Julio Jacobo Waiselfisz, autor del estudio y coordinador del Programa de Estudios sobre Violencia de la Flacso en Brasil, citado por el portal de noticias UOL. Los últimos datos disponibles en materia de violencia contra niños y adolescentes en el país datan de 2013, cuando los homicidios en ese grupo llegaron a 10 mil 520.

Pese a que las cifras son espeluznantes, la estadística iniciada en 1998 indica que el ritmo de crecimiento de la violencia contra niños y adolescentes ha caído, estima el especialista. Los datos de 2013 revelan que las muertes por causas externas superan a las provocadas por causas naturales a partir de los 14 años de edad y alcanzan el pico al final de la adolescencia.

El incremento drástico de las causas externas son los homicidios, que representan aproximadamente 2.5 por ciento del total de muertes a los 11 años hasta alcanzar el pico de participación a los 17 años, cuando alcanza 48.2 por ciento de la mortalidad, detalla el informe.

Por otra parte, los desamparados de las calles en Río de Janeiro se convirtieron en los más recientes afectados por la crisis financiera estatal, cuando algunos de los comedores populares de mayor demanda cerraron por falta de fondos. Un letrero escrito a mano y pegado con cinta adhesiva recibió a los comensales en la entrada: Hoy cerramos nuestros servicios. Un hombre que no dio su nombre gritó: ¡Debería darles vergüenza, ladrones!

El departamento de servicios sociales indicó que tres de los 16 comedores administrados por el gobierno iban a cerrar totalmente. La crisis financiera está atizando preocupaciones en torno a si Río de Janeiro podrá costear policías y seguridad antes de los Juegos Olímpicos.