En 17 estados no hay leyes al respecto
Jueves 23 de junio de 2016, p. 38
La violencia obstétrica es una práctica común en México. Miles de mujeres en labor de parto son víctimas de malos tratos, agresiones verbales y físicas y hasta esterilización no consentida en instituciones públicas y privadas de salud, señalaron académicas de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la UNAM.
Aunque no hay datos oficiales sobre estos casos, se estima que una de cada cuatro mujeres embarazadas, en parto o puerperio enfrenta maltratos u omisiones del personal médico, enfermería o camilleros, aseguraron Angélica Ramírez y Leticia Hernández, profesoras de esa escuela.
Alertaron que la cifra podría ser muy alta toda vez que en muchas ocasiones esas prácticas agresivas son vistas como normales
, tanto por personal de salud como por las mismas gestantes y sus familias. Piensan que entre menos se quejen, mejor se les atenderá
.
En conferencia de prensa, informaron que sólo cuatro entidades (Chiapas, Durango, Veracruz y Guanajuato) cuentan con una reglamentación en la que se define la violencia obstétrica y se sanciona. En tanto que en 17 estados (Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Hidalgo, Jalisco, México, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Zacatecas) existen procesos para tener leyes al respecto.
La violencia contra ellas es más frecuente cuando las mujeres no tuvieron control prenatal y llegan al parto sin información previa, por lo que se les responsabiliza de las complicaciones que pudieran presentar ellas y sus bebés.
En 2014, informaron, se registraron 2 millones 463 mil 420 nacimientos a escala nacional de éstos, 46 por ciento fueron cesáreas.
Del total de ese procedimiento, 46 de cada 100 fueron programadas y el resto por urgencia. Aunque en ocasiones se han percibido las cesáreas como violencia obstétrica, también han ayudado a disminuir la mortalidad materna
, remarcó Hernández.
Para prevenir esas situaciones, detalló Ramírez, es necesario que en las escuelas de medicina y enfermería enseñen a los profesionales de la salud a actuar con ética.