La cantante chilena Paula Herrera promueve en México su nuevo y quinto disco titulado De la rosa y el espino, dedicado a quienes buscan un mensaje de paz interior, luego de sufrir una pérdida, de experimentar un dolor. Se presentó el pasado sábado en el Parque Naucalli.

Hay que volar en la vida, afirmó Paula, quien fue azafata para Lan Chile.

Se trata de una cantautora con estudios de actuación en la Escuela de Teatro de Fernando González y titulada por la Escuela Moderna de Música. Tras dos discos como Amarantha, en 2011 retomó su nombre y luego de una exitosa gira por ciudades europeas publicó su disco Verde y celeste, trabajo con toques folk, pop y electrónicos que la acercaron a Curicó y a sus orígenes provincianos. En 2012 presentó su cuarta producción: La discreción del caracol, cargada de un folk moderno y minimalista. En 2013 ganó la Gaviota de Plata a mejor canción en la competencia folclórica del festival de Viña del Mar por su tema Con el zapatito, con el zapatón. En 2014 fue invitada a Exib (Expo Iberoamericana de Música), en la ciudad de Bilbao.

Conocer gente amplía el conocimiento

En entrevista, afirmó: “Es mi primera visita a México. Estoy mostrando mi nueva música y cantando. En Chile llevo trabajando varios años. Creo que un artista debe salir y conocer otros países para saber de otras culturas; de lo contrario uno se hace localista. Conocer gente te amplía el conocimiento. En este momento la Ciudad de México me suena a pajaritos, a pesar de la contaminación que dicen hay. En mi país pasa igual, porque estamos rodeados de montañas, y nadie hace nada para corregir ese problema. Es el sistema económico, sin duda, y funciona para beneficiar a los de siempre.

En esta ciudad me llama la atención cómo hablan, las calles, los que venden sus productos. Veo que se sigue respetando lo artesanal. Por mi parte, les traigo este disco con 10 canciones de mi autoría. Hago una mezcla de canción popular. No es folclor puro. Uso la guitarra sólo para el sonido más folclórico. Se nota que viene del sur, de Argentina, Chile, Uruguay.

En la portada de su disco hay un dibujo de un ave con rostro de Paula. Es una pajarita. A esos seres no les cuesta trabajo cantar. Así soy yo. Soy muy sensible y vine a esta vida a disfrutar de los colores, de las flores. Venimos, todos, a experimentar. Por eso estoy muy agradecida; lo mío es hacer sentir por medio de la música. En el disco hay uma mezcla de sonidos de Sudamérica: de migrantes españoles que llegaron a Chile... lo sefardí, combinado con el folclor, para un nuevo canto. La raíz es profunda, porque viene de nuestros colonizadores. No obstante, suena moderno.

El entorno natural influye. “Chile es un país que había estado muy aislado. Somos como una isla dentro de este continente. Yo le canto al amor, al desamor, a los miedos, a los sueños, al reconstruirse. Y tiene algo que llama la atención: procura dar alegría ante la muerte. Morir para revivir. El cedé se llama De la rosa y el espino. Me refiero a la rosa de Jericó, que se da en Medio Oriente, la cual cuando se seca es una bolita. Rueda y vuela kilómetros y kilómetros y cuando encuentra agura, renace. Respecto del espino... vengo de la zona del mangle y esa planta es muy resistente al calor, al frío, a poca agua. Se usa para sanar las heridas. Ese título es para reinventarse, para volver a nacer”.

Para mayor información de sus presentaciones, consultar redes sociales. El 25 de junio cantará en Coyoacán, en el parque Pilares.