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El pianista Martín Camacho ofrecerá un recital en San Ildefonso

Derribar barreras, mensaje universal de la música

La cultura y el arte son una manera pacífica de entendimiento, indica

 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de junio de 2016, p. 5

Ninguna frontera ni muro alguno pueden detener el poder de la cultura y el arte, considera el pianista Martín Camacho Zavaleta, quien después de tres años de ausencia se encuentra en el país para ofrecer un recital este domingo en el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

A pesar de que aún muchos políticos en el mundo insisten en cerrar fronteras y colocar murallas, la realidad nos demuestra que las personas las han derribado desde hace mucho tiempo, sostiene.

Hay sectores importantes en los que el nacionalismo está muy marcado y tienen esa tendencia a encerrarse. Pero la cultura y el arte son una manera no agresiva de comunicarse y de entenderse a través de culturas, generaciones y épocas.

Artista mexicano-estadunidense

Martín Camacho habla del caso de los mexicanos en Estados Unidos, donde radica desde 1995 e incluso ya adquirió la nacionalidad. Afirma que se trata de una comunidad prominente que se ha incorporado a ese país y le ha aportado gran cantidad de acervo y bienes culturales.

“La comunidad latina y, en especial, la mexicana hemos dejado de ser en Estados Unidos ‘ellos y nosotros’. Ya somos también comunidad estadunidense. Hay varias generaciones que han nacido y crecido en este país y han echado raíces en él. Quedó alejada así esa noción de ellos y nosotros.”

El intérprete hace estas precisiones a propósito de lo que se ha convertido un estandarte en su carrera: difundir y promover en el vecino país del norte el repertorio de obras de compositores mexicanos.

Esto forma parte de un proyecto suyo de largo aliento encaminado a hacer de la música de concierto un elemento de comunicación y entendimiento entre las culturas estadunidense y mexicana.

Es indispensable establecer un acercamiento cultural entre ese mundo y el nuestro. Las expresiones culturales, como la música, son los mejores medios para que seamos mejor entendidos y a su vez nosotros podamos comprender a los demás.

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Los músicos seguimos viviendo en México una cultura de las fotocopias, aunque el panorama ha mejorado. Esto sobre todo por el advenimiento de la tecnología, que ha permitido que los nuevos compositores ya no necesiten recurrir a las editoras, expresa Martín Camacho en entrevista con La JornadaFoto María Meléndrez Parada

El arte sonoro toca el alma

Martín Camacho está convencido de que el arte, en particular el sonoro, está por encima de nacionalidades, ideologías y posiciones políticas, pues se adentra en el ser de las personas y toca el alma. Finalmente, el mensaje universal de la música tiene la labor de derribar esas pequeñas fortalezas que tratan de imponer entre nosotros.

En entrevista, destaca la buena recepción que ha tenido el repertorio pianístico mexicano en Estados Unidos y afirma que la aceptación de la música depende exclusivamente de la calidad.

La buena música es aceptada en todos lados, porque tiene un mensaje cultural, humano, artístico; un mensaje de cultura muy importante que toca las almas de las personas, señala.

De acuerdo con el intérprete, el repertorio mexicano para piano es poco conocido no sólo en otras latitudes, sino en nuestro propio país, por lo cual ha asumido como una de sus principales tareas el trabajo permanente de difusión.

Subraya que uno de los principales problemas para el rescate y la difusión de la música mexicana es la ausencia de ediciones.

Es algo muy penoso y que no pasa en otros lugares. Los músicos seguimos viviendo en México una cultura de las fotocopias, aunque el panorama ha mejorado. Esto sobre todo por el advenimiento de la tecnología, que ha permitido que los nuevos compositores ya no necesiten recurrir a las editoras, indica.

El programa que interpretará Martín Camacho en el Anfiteatro Simón Bolívar (Justo Sierra 16, Centro Histórico), este domingo a las 12 horas, está integrado por la Balada mexicana, de Manuel M. Ponce, y una selección de 11 de las 22 Danzas cubanas, de Mario Ruiz Armengol.

La segunda parte incluirá un par de piezas de Franz Liszt: Balada en sí menor y el Scherzo y marcha.