Lille.

La Eurocopa tiene dos frentes: el del futbol y los hinchas violentos, y el que se abrió ayer fue de orden diplomático por la detención de decenas de presuntos hooligans rusos en Francia, lo cual causó malestar en Moscú.

El ministerio ruso de Relaciones Exteriores indicó que convocó al embajador galo para advertirle que atizar sentimientos antirrusos en torno a la participación de la selección rusa en el torneo podría agravar la atmósfera de las relaciones bilaterales.

Antes, el canciller Serguei Lavrov había juzgado totalmente inadmisible la detención el pasado martes de un autobús con 43 aficionados de Rusia que se disponían a viajar a Lille para seguir el partido que su selección perdió ante Eslovaquia.

La policía francesa dijo tener indicios suficientes de que muchos de los pasajeros estaban implicados en los desmanes cometidos en Marsella el pasado sábado.

Mientras sigue en suspenso la expulsión de Rusia de la Euro en caso de repetir los disturbios como los protagonizados el pasado fin de semana, ayer continuaron las trifulcas callejeras con intervención de uniformados.

En Lille, la policía arrestó a 16 personas en conexión con el partido entre Eslovaquia y Rusia, informó la prefectura del Departamento Norte de Francia.

Entre ellos hay seis hinchas rusos que al parecer estuvieron implicados en los disturbios de Marsella. Además, agregó la autoridad, los agentes detuvieron un tren procedente de Londres con destino a Calais y arrestaron a cinco viajeros por ebriedad.

El prefecto ordenó la expulsión de tres rusos y un ucranio por perturbación del orden público.

Antes del partido, los hooligans rusos se paseaban en Lille en medio de trozos de botellas de cerveza, lanzando sillas al aire. Algunos llevaban camisetas de los Orel Butchers, un grupo radical afiliado al Lokomotiv Moscou, con el lema Fuck Euro-2016.

Vamos a pelear, si los ingleses se atreven a venir los aplastaremos, los odiamos, dijo uno de los fanáticos rusos.

Los hinchas de Inglaterra también protagonizaron trifulcas en Lille, donde jugaba Rusia. La policía usó gas lacrimógeno para dispersar a varios centenares de seguidores de la selección británica, que mañana enfrenta a Gales en Lens.

Los aficionados ingleses, alrededor de 200, estuvieron en Lille para provocar a los rusos con canciones desafiantes y arrojando botellas. Los disturbios dejaron un saldo de 36 detenidos y 16 hospitalizados.